Jon Juaristi-ABC

  • Aunque parezca imposible, hay quien supera a Rodríguez Zapatero en lo de hacer allegados para España

En el reparto de la tarea diaria de quitarle de encima los marrones, parece que prima en Sánchez Pérez-Castejón un criterio que poco tiene que ver con la competencia de sus subalternas en las áreas afectadas. La prueba es que sigue al frente de la cosa sanitaria esa maravilla perpetuamente enojada de la Roca del Vallés, a la que podrían aplicarse como a nadie dos conocidos versos de Octavio Paz: «La rabia/ se volvió filósofa». Pero se ve que el maquillaje político de la defensa hecha por Rodríguez Zapatero de la inmaculada limpieza de las elecciones venezolanas y de la santidad de Maduro había que encargárselo a una experta en relaciones internacionales, o sea, a la inexplicable criatura que se ocupa de la cosa de exteriores y que, paradójicamente, puede que sea la española que menos entiende de maquillaje (y tampoco mucho de relaciones internacionales).

Hay varios aspectos de la intervención supuestamente aclaratoria de González Laya que producen bastante perplejidad. En primer lugar, ¿qué necesidad tenía de salir a dar explicaciones? Si Rodríguez Zapatero ya no es nada sino un particular que dice lo que le peta, ¿para qué recordarlo cuando ni siquiera Guaidó ha implicado al Gobierno de España en el chavismo de aquél, aún siendo chavistas confesas unas cuantas ministras y una vicepresidenta? ¿Qué se le había perdido a González en este asunto exterior (a España y a su gobierno)?

Vale. Se lo habrá mandado su jefe con un allá te las compongas. Pero habría bastado un «sin comentarios». El expresidente Rodríguez Zapatero es alguien tan ajeno al Gobierno de España como el pre-presidente Sánchez Pérez-Castejón, según demostró en su día la vicepresidenta Calvo con un argumento heraclitiano digno de Salvadorilla. El pre-presidente Sánchez Pérez-Castejón no existe ya, quién es ese pollo que usted me dice. Pero antes que ministra y experta en relaciones internacionales, Gonzalez Laya es donostiarra, y, como su paisano Zubiri, posee una inteligencia sentiente que intuye no sólo el ser que es sino las posibilidades presentes, pasadas y futuras que ya no son pero que podrían ser si te descuidas.

No contenta con constatar que Rodríguez Zapatero habla en su calidad personal e individual, y que ha sido muy claro al respecto, y que ella le profesa muchísima admiración y respeto, añade González Laya que, aunque es muy cierto que en la Unión Europea, donde no reconocen la legitimidad de Maduro ni la limpieza de las elecciones venezolanas, no han molestado sus palabras (las de Rodríguez Zapatero), habrá que prestar atención a estas últimas para ir más allá en lo concerniente a un problema que se ha estancado, etcétera, etcétera.

Yo nunca pensé que alguien podría ir más allá de Rodríguez Zapatero a la hora de arruinar el prestigio de España en el exterior. Me equivocaba. Fámula y émula a un tiempo de Sánchez y Rodríguez, González Laya está que se sale en este tema tan difícil.