Es cierto que la imbatibilidad del PNV en algunas zonas empieza a decaer, pero el PP debería empezar a asumir que tanto en Euskadi como en Navarra los electores se han mostrado favorables al proceso de negociación entre ETA y el gobierno.
Resulta humanamente comprensible que los políticos, cuando pierden las elecciones, tengan dificultades para encajar el golpe y reconocer que no les ha ido bien la apuesta. La verdad es que el caso del socialista Simancas pidiendo perdón ha sido una de las excepciones que confirman la regla. Porque lo habitual se da en actitudes como la del peneuvista alavés Gerenabarrena cuando decía que su partido había obtenido unos resultados . para reflexionar (tómese la palabra reflexión como sinónimo de malo, en este caso). Pero no estaría de más que no tardaran en reaccionar. No vaya a ser que la próxima convocatoria electoral que, según todos los indicios, podría adelantarse unos cuantos meses, les pille con el pié cambiado.
Le está ocurriendo al PP del País Vasco un fenómeno similar al de la autocontemplación, que roza casi la resignación política. Es cierto que se ha dado un respiro en Álava, pero ha perdido dos alcaldías, dos ( enVitoria y en la Rioja alavesa) y ha visto reducida su representación en las Juntas generales de Vizcaya y Guipúzcoa. Pues bien, en estas circunstancias, sus dirigentes prefieren fijarse en «el fracaso nacionalista» o se contentan, como dice Basagoiti, con haber «mantenido el tipo». Carlos Olazábal erraba en su primer análisis al sostener que si los nacionalistas «han perdido mayorías absolutas hay más pluralidad». Todo depende. Porque si en Durango, por ejemplo, el PNV ha perdido tres ediles para que ANV haya ganado cuatro habrá que tener en cuenta que la socorrida pluralidad en este caso, como LLodio (donde el PNV pierde su mayoría absoluta y la marca de Batasuna vuelve al ayuntamiento con cinco concejales), significa que los socios de Otegi han vuelto a recuperar sus posiciones.
Es cierto que la imbatibilidad del PNV en algunas zonas empieza a decaer (no es el caso de Bilbao donde Azkuna ha obtenido unos resultados muy buenos) pero el PP debería empezar a asumir que tanto en Euskadi como en la comunidad autónoma de Navarra los electores se han mostrado favorables al proceso de negociación entre ETA y el gobierno.
El PP jugaba, esta vez, en tercera división porque ni gobierna España ni era partidario de la negociación con la banda terrorista. Quizás por eso tengan la tentación de decir que no les ha ido tan mal. Les ha faltado, además, en su campaña la presencia de su presidenta María San Gil. La dirigente donostiarra aporta imagen y mensaje. Y se las han tenido que apañar sin su principal valor electoral. La líder del PP, que acudió a votar el domingo, repasaba ayer los resultados: en Lizartza, como en Elduain, el PP, la única fuerza que se presentaba, ha ganado siete concejalías. Tendrá que ir a gobernar ese pueblo en donde no vive ningún edil popular. En el reverso de la moneda, han empatado con el PNV en Getxo. Pero no pueden ofrecer ningún intercambio al PSE para que les apoye. No tienen compensación para brindar.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 29/5/2007