El significado de las palabras

IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO

  • La visita del canciller Scholz a España ha dejado claro que Europa no puede consentir tanto déficit y deudas crecientes

Definitivamente, la teoría de Humpty Dumpty, el entrañable personaje de ‘Alicia en el país de las maravillas’, ha triunfado en la España de hoy. Le refresco el diálogo que la expresa: Dice Humpty: «Cuando uso una palabra significa precisamente lo que yo decido que signifique, ni más ni menos». Alicia le apunta: «El problema es si usted puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes», a lo que Humpty Dumpty le responde: «El problema consiste en saber quién es el que manda. Eso es todo».

¿Ya sabe quién manda aquí, no? Por eso su tesis plagiada era una tesis legal. Por eso aquello de «no negociaré nada con Bildu, ni pactaré con Podemos» significaba que iba a pactar con Bildu y formar Gobierno con Podemos. Por eso la mayor pandemia de la historia, con sus cientos de miles de muertos y contagiados, va a dejar de ser una pandemia para ser tratada en adelante como una simple enfermedad endémica. Y por eso son un ejemplo de transparencia y buen ejercicio de democracia las ruedas de prensa abiertas solo a amigos y a convencidos.

Todo eso es muy sabido. Pero esta semana ha surgido una nueva y más compleja aplicación de tan magnífica teoría, con ocasión de la visita del canciller Scholz. Allí donde alemanes, holandeses, daneses, etc., ven la vuelta a la ortodoxia en las cuentas públicas como una necesidad para garantizar la estabilidad económica sobre la que sustentar el desarrollo, Pedro Sánchez asegura que es imprescindible mantener el relajo actual pues, en caso contrario, sus cuentas no son ‘sostenibles’ y no habrá desarrollo económico. Vaya por Dios. Ahora sí que tenemos un problema. ¿Sabe por qué? Pues porque volver a la ortodoxia exigirá un esfuerzo colosal de contención presupuestaria, dado que no hay ninguna posibilidad de acometer una subida de impuestos del tamaño necesario para igualar los gastos desbocados. Y, claro, si me pregunta quién manda en esto, para poder aclarar el significado final de las palabras desarrollo y equilibrio, no tendría más remedio que asegurarle que Scholz manda más que Sánchez.

«No entiendo cómo los partidos quieren ganar para gobernar este desastre»

No solo porque su país sea más grande y poderoso, sino fundamentalmente porque es quien pone el dinero y porque ha dado ejemplo, llenando la hucha cuando las cosas han ido bien. Como recuerda el canciller, la austeridad previa (¡perdone la grosería de usar un leguaje tan vulgar!) es la que habilita ahora la dotación de los fondos necesarios para luchar contra la pandemia.

Esta cuestión es crucial, pues va a condicionar nuestro futuro de manera determinante. Europa no puede consentir las políticas de déficits públicos permanentes y deudas incansablemente crecientes como las nuestras. Pero tampoco puede permitir que varios Estados quiebren a la vez, al no poder enfrentarse a unas exigencias presupuestarias de un tamaño tan enorme que serían socialmente inaceptables. Hay muchos convencidos de que eso no va a suceder, pues las deudas no se van a pagar. No lo sé, yo ya me creo cualquier cosa, pero si aceptamos que las deudas se impagan, ¿qué hacemos con quienes han comprado los productos que las sustentan? No solo es el BCE, hay también bancos privados, compañías de seguros, fondos de pensiones que lo han hecho. ¿Y? ¿Quiebran ellos en lugar de los Estados o pasamos la deuda a un organismo europeo que se haga cargo y mantenga el stock hibernado hasta que el profeta Elías vuelva del viaje a bordo de su carro de fuego, como empiezan a sugerir los franceses?

Es una idea sugerente… que plantea nuevas preguntas. ¿Aceptarán los gobiernos frugales una mutualiazación europea de las deudas impagadas por unos pocos países? ¿De qué manera impactará en la credibilidad de la UE, en la reputación del euro y, en consecuencia, en su cotización? Sinceramente, no entiendo cómo todos los partidos quieren ganar las próximas elecciones y gobernar este desastre…