The Guardian: Almodóvar historiador

Mis amigos, Agitprop y Remero canadiense me han facilitado dos piezas magistrales publicadas por el diario británico The Guardian en torno a Pedro Almodóvar y su última película ‘Madres paralelas’ y que ellos se han encargado de traducir, una gentileza suya. La estupidez es patrimonio compartido del cineasta manchego y el periodista.

Artículo de The Guardian publicado el 15 de Enero de 2022 sobre Pedro Almodóvar  y la interpretación de su último film “Madres Paralelas”.

In his latest film, released in the UK this week, Pedro Almodóvar breaks new ground in a career that began as Spain started to transition to democracy in the late 1970s. Until now, the great director’s work has virtually ignored the dark decades of dictatorship under General Francisco Franco. “It was my way of getting revenge on him,” he explained to the Guardian last week. “But it didn’t mean to say I’d forgotten.”

After Franco’s death in 1975, a “pact of forgetting” and an Amnesty Law largely drew a veil over the bloody atrocities of the Spanish civil war and the repressive era of dictatorship, allowing a traumatised population to move on. As the plot of Parallel Mothers reflects, this mood has given way on the left to a determination to bear witness to crimes never recognised or atoned for. The film stars Penelope Cruz as a photographer determined to exhume bodies from a mass grave near her village, where she believes her Republican great-grandfather lies after being summarily executed by fascist forces.

In recent years, such exhumations have been sought and performed throughout Spain, and more than 100,000 bodies are known to still lie in unmarked graves. The Socialist-led government plans to make new funds and resources available for digs, as well as other activities and research related to historical memory. As work progresses, civil war historians have been able to draw on new sources to better understand the horrors of the time and the specific nature of the fascist terror unleashed across the country. Last year, the government moved to outlaw the defence and cultural celebration of the Franco era.

There has, inevitably, been a backlash. Many conservatives argue that the historical memory movement has unnecessarily stirred up division and recrimination. A culture war over the politics of memory is underway. This week, for example, Madrid’s rightwing city council restored the name of a street which memorialises a nationalist ship that shelled civilians in 1937. The rise of the nationalist Vox party has emboldened parts of the right which aim to rehabilitate the Franco era and the nationalist cause in the civil war.

The direction of travel, though, is clear. For some time, plans have been underway for Spain’s first national museum devoted to the civil war, located in the Aragonese battleground town of Teruel. A commission of experts from across the political spectrum is to decide how to tell the story of the conflict, focusing particularly on the suffering of the civilian population. Its architects, led by the former Socialist MP and professor of politics, Javier Paniagua, hope that the £5m project can become a Spanish equivalent to the Verdun memorial or the Imperial War Museum.

This is unlikely to be a museum which will appeal to Vox supporters. But Mr Paniagua said that the aim will be to fairly portray nationalist and republican perspectives, in an effort to enhance understanding of why a national tragedy took place. In an age of polarisation this is surely the right approach, however challenging and ambitious. Collective amnesia was perhaps an understandable option for a generation desperate to embrace a democratic future in the 1970s. But as Mr Almodóvar points out: “Remembering is part of the soul of who we are.” It will be a mighty task, but more than 80 years after the civil war ended, Teruel’s planned museum deserves to succeed

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Traducción del artículo de The Guardian

En su última película, estrenada en el Reino Unido esta semana, Pedro Almodóvar abre nuevos caminos en una carrera que comenzó cuando España inició la transición a la democracia a fines de la década de 1970. Hasta ahora, la obra del gran director ha ignorado virtualmente las oscuras décadas de la dictadura del general Francisco Franco. “Era mi forma de vengarme de él”, explicó a The Guardian la semana pasada. “Pero esto no significa que lo haya olvidado”. [No es que haya sido la semana pasada pasada a The Guardian. Hace ya diez años largos esa misma estupidez se la glosé en mi libro ‘Lágrimas socialdemócratas’. Hay que imaginarse el acongojo de Franco pensando en esa sangrienta oposición que me ignora. Él había dicho: «Cuando hice mis primeras películas, en 1980, tenía como norma no citar a Franco. Negaba su existencia. No era falta de memoria, sino que me parecía las mayor de las protestas. Las chics delirantes de Papi, Lucy, Bom… no habían nacido en la dictadura. Mi venganza era no recordar su existencia». Con razón decía Antonio Banderas que «En 1985, Franco llevaba muerto muchos más años que ahora»].

Después de la muerte de Franco en 1975, un “pacto del olvido” y una Ley de Amnistía cubrieron en gran medida las sangrientas atrocidades de la Guerra Civil española y la era represiva de la dictadura, permitiendo que una población traumatizada siguiera adelante. Como refleja la trama del film de Almodovar “Parallel Mothers”, (Madres Paralelas) este estado de ánimo ha dado paso en la izquierda a una determinación de dar testimonio de crímenes nunca reconocidos o expiados. La película está protagonizada por Penélope Cruz como una fotógrafa decidida a exhumar los cuerpos de una fosa común cerca de su pueblo, donde cree que yace su bisabuelo republicano después de haber sido ejecutado sumariamente por las fuerzas fascistas.

En los últimos años, se han buscado y realizado exhumaciones de este tipo en toda España, y se sabe que más de 100.000 cuerpos aún yacen en fosas comunes. [¿Cuántos? El forense Paco Etxebarria, que no solo es una autoridad reconocida, sino que es asesor de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática dijo en 2020 que calcula que quedan unos 20.000]. El Gobierno socialista prevé poner a disposición nuevos fondos y recursos para las excavaciones, así como para otras actividades e investigaciones relacionadas con la memoria histórica. A medida que avanza el trabajo, los historiadores de la guerra civil han podido recurrir a nuevas fuentes para comprender mejor los horrores de la época y la naturaleza específica del terror fascista desatado en todo el país. El año pasado, el gobierno tomó medidas para prohibir la defensa y celebración cultural de la era de Franco. [¿No habrá nunca un periodista que le pregunte a este tipo por Paracuellos?]

Ha habido, inevitablemente, una reacción violenta. Muchos conservadores argumentan que el movimiento por la memoria histórica ha provocado innecesariamente divisiones y recriminaciones. Está en marcha una guerra cultural a causa de la política de la memoria. Esta semana, por ejemplo, el ayuntamiento derechista de Madrid restauró el nombre de una calle que conmemora un barco “nacionalista” (N del T.: nacionalista referido a los “nacionales” tal como se entendía en la Guerra Civil) que bombardeó a civiles en 1937. El ascenso del partido “nacionalista”  (sic) Vox ha envalentonado a partes de la derecha que pretenden rehabilitar la era franquista y el movimiento “nacionalista” de la guerra civil.

La dirección del viaje, sin embargo, es clara. Desde hace algún tiempo, se han puesto en marcha planes para crear el primer museo nacional de España dedicado a la guerra civil, y ubicado en la ciudad aragonesa de Teruel campo de batalla durante la guerra. [La epopeya de la 84 Brigada republicana, única unidad que conquistó una capital y que después fue fusilada por orden del mando republicano tendrá una sala grande, supongo]. Una comisión de expertos de todo el espectro político decidirá cómo contar la historia del conflicto, centrándose particularmente en el sufrimiento de la población civil. Sus arquitectos, encabezados por el exdiputado socialista y profesor de política, Javier Paniagua, esperan que el proyecto de 5 millones de libras esterlinas pueda convertirse en un equivalente español al monumento conmemorativo de Verdún o al Museo Imperial de la Guerra.

Es poco probable que este sea un museo que atraiga a los seguidores de Vox. Pero Paniagua dijo que el objetivo será retratar de manera justa los puntos de vista “nacionalistas”[i] y republicanos, en un esfuerzo por mejorar la comprensión de por qué ocurrió una tragedia nacional. En una era de polarización, este es sin duda el enfoque correcto, por desafiante y ambicioso que sea. La amnesia colectiva fue quizás una opción comprensible para una generación desesperada por abrazar un futuro democrático en la década de 1970. Pero como señala el Sr. Almodóvar: “Recordar es parte del alma de lo que somos”. Será una tarea ardua, pero más de 80 años después de finalizada la guerra civil, el museo proyectado en Teruel merece triunfar.

Nota. Mañana publicaremos el segundo artículo.