Miquel Giménez-Vozpópuli
  • No nos merecemos este pedazo de presidente que nos abruma con sus dádivas y desvelos. Lo verán en los altares, al tiempo

Pues no va el glorioso prócer y nos rebaja el IVA de la luz al cinco por ciento? ¿Es que no tiene mérito, máxime cuando hace dos días aseguraba que Europa no lo permitía y que era una medida cosmética? Ah, pero ahí está el campeón de los oprimidos, Su Pedridad, para defendernos de plutócratas y paniaguados y, sin red ni paracaídas, anuncia que reduce la tasa. Bien sé que los perversos de mente y pluma difamarán a este santo varón asegurando que la reducción se debe a la desesperación sanchista ante el fenomenal hostión que se han llevado en Andalucía, pero eso es más mentira que una encuesta del CIS. El Probo Sánchez se apiada de nosotros y afloja un poquico el dogal impositivo porque sufre con nosotros en silencio, como aquel anuncio de Hemoal.

Sánchez es un ser intrínsicamente bueno y benéfico, como surgido de la Constitución de Cádiz. Y por eso envía a Bolaños a reunirse con la señora del escote que dice hablar en nombre de Pedrete Mañico, léase Pere Aragonés, total para que le digan que no están dispuestos al diálogo. Ea, como si esto fuera el pacto de Locarno. Pero ¿desanima esto a nuestro Capitán Maravillas? No y mil veces no, señoras, señores y señoros. Sánchez ya está pensando como deshacerse del Podemos que entró en el gobierno pisando fuerte y que ahora están pisándose el callo los unos a las otras. Y se deshará, porque mientras Su Sanchidad recibe en cena de estado a los participantes de la cumbre de la OTAN en el Museo del Prado para que puedan observar lo que fuimos un día y lo que hace siglos que no somos, los comunistas estarán en las calles manifestándose y tildando de criminales a los miembros de la Alianza. Contra Putin, chitón y a callar, que a fin de cuentas paga la fiesta. ¿Y que hará Sánchez, entre el segundo plato y el postre? Levantarse de la mesa indignado y decir bien alto “Esto lo arreglo ahora mismo que, a las malas, no me conocen”. nEn inglés, claro, que para eso el muchacho es políglota y ventrílocuo.

Sánchez es un ser intrínsicamente bueno y benéfico, como surgido de la Constitución de Cádiz. Y por eso envía a Bolaños a reunirse con la señora del escote que dice hablar en nombre de Pedrete Mañico, léase Pere Aragonés

Y firmará el cese de las ex, de las chulísimas y de las hembristas con la misma calma y sosiego con que firmó los de Ábalos o Lastra. ¿Qué importancia tienen algunas humanas vaguedades al lado del coloso Sánchez? Ninguna. De la misma manera que negará tres veces a bilduetarras y golpistas y se quedará tan pancho. Si el pueblo tiene memoria de pez, se dirá no sin cierta razón, dentro de cuatro días nadie recordará ni los indultos ni el acercamiento de etarras ni la puesta en libertad de esa banda criminal. Así que, sin comunistas pro Putin en el gobierno, sin vínculos con quienes pretenden romper España, la rebaja del IVA y alguna otra jaimitada, esperará que se acabe su mandato para optar, beatíficamente, a un cargo en Europa.

Todo esto es digno de un dibujo de Arthur Rackhman o una balada compuesta por Cole Porter, pero, claro, en las Europas se fían menos de Sánchez que del Dioni en un concurso de tiro y veremos si le dan algo que no sea un euro de propina. Las trompetas del apocalipsis sociata han sonado en Andalucía como antes en Madrid o Castilla y León y está la cosa mú malita. De todos modos, si el guantazo del tamaño de la catedral de Burgos que se va a llevar Sánchez en generales sirve para que abdique de su vocación por la cosa pública, se haga ciudadano dominicano o se dedique a buscar minas de oro, démoslo por bien empleado. Siempre se ha dicho que la espada debe sufrir el fuego de la fragua para salir bien templada. Así estamos los españoles, templados a más no poder. Incluso quemados, diría yo.