TEODORO LEÓN GROSS-ABC

  • El PP no sabe qué hacer con Vox y ese es su principal lastre

El PP va a tener que hacer autocrítica, entre otras cosas porque si no se la harán otros. Iglesias ya advirtió que la derecha no volvería a gobernar en España, y antes de que cunda el desaliento de una maldición bíblica deberían preguntarse qué ha sucedido y en qué han fallado. Iglesias y Sánchez integraron mano a mano a todo el espectro nacionalista –ya fuese carlista, ‘abertzale’ o tardocomunista– para conformar el bloque mal llamado progresista. El lenguaje es lo primero que han perdido en el PP, aceptando ‘progresista’ mientras los llaman derecha extrema o directamente extrema derecha, y a menudo fachas o fascistas, incluso a Cs. No se entiende que compren esos marcos retóricos.

El PP no sabe qué hacer con Vox y ese es su principal lastre. Puedes vetar a Vox o asumirlo como aliado, pero no puedes decir una cosa los lunes, miércoles y viernes, y otra los martes, jueves y fines de semana. Sánchez tuvo la habilidad de convocar tras el 28M, en periodo de pactos, pero el PP ha hecho el canelo integrando a Vox con entusiasmo en Valencia, vetándolo en Murcia, infamándolo en Extremadura y tonteando en Aragón. Eso es simplemente ridículo. Si lo asumes como aliado potencial, no puedes ser tú quien estigmatice a tu aliado. ¡Qué cosas! Tienes que aceptarlo como mínimo con la determinación de ellos con Podemos, Esquerra o Bildu.

Sí, Vox ayuda poco, y tanto menos bajo la línea dura de Buxadé. Pero tú tienes que tener una respuesta ante sus excesos, y ser claro y contundente cuando atacan símbolos contra la libertad sexual o exhiben censuras groseras. Además de «no aceptamos lecciones de quienes pactan con los que llevan a terroristas en sus listas» hay que saber marcar la distancia. ¿De verdad que no van a ser capaces de gestionarlo siquiera como el PSOE al negociar con un fugado de la Justicia española como Puigdemont?

En una España donde felizmente están Cataluña y Euskadi, el PP no puede aspirar a la estrategia de Juanma Moreno. Es irreal. Andalucía no da ni para un escaño regionalista. Hay que tener un mensaje inequívoco sobre valores constitucionales y educación, sobre igualdad y lengua, algo que no admite versiones ‘light’. Y aumentar la presión sobre el PSOE, no mimetizando su pasteleo en lugar de poner en evidencia ese pasteleo que, por cierto, al PP le ha sobrado en esta campaña de verano azul y el Falcon de cartón-piedra. Se dejaron el colmillo en el cara a cara y han pasteleado mientras los noqueaban con el tema de la mentira (que el sanchismo te tumbe hablando de mentiras es para nota) o la campaña del ‘narco del barco’, con acusaciones graves que no se replican mirando para otro lado o coreando que te vote Txapote.

El PP ha fallado al movilizar el voto rival o no saber responder ante esa movilización. Y el albertismo debe hacer autocrítica en lugar de actuar como si el PNV pudiera investirlos aún. O aparecerá la tentación de derogarlo dentro de su propio partido, toda una tradición del PP en Madrid.