PEDRO GARCÍA CUARTANGO-ABC
- La versión hispana del mito fáustico es el pacto entre Faustus Sánchez y Mefistófeles Puigdemont, en el que el primero vende su alma al segundo
La leyenda de un pacto con el Diablo para sobrepasar los límites humanos tiene su origen en Alemania en un hecho real, acaecido a comienzos del siglo XVI. Se inicia cuando el doctor Johann Georg Faustus murió en una pequeña ciudad de la Selva Negra al realizar un experimento de alquimia. Su cadáver fue encontrado terriblemente mutilado en el suelo de su laboratorio.
Según la tradición, Faustus vendió su alma a Mefistófeles a cambio de todo tipo de placeres durante 24 años. Pasado ese tiempo, se pondría al servicio de la voluntad del Maligno. Al final de ese periodo, pidió clemencia a Satán, que no se inmutó y exigió el pago de la deuda.
Lessing y Goethe retomaron la leyenda con variantes. La versión de Goethe inmortalizó a un Faustus que se redime gracias al arrepentimiento y la gracia divina. Pero fue Thomas Mann quien elevó su figura a categoría universal con su novela ‘Doktor Faustus’. En ella, un músico llamado Adrian Leverkhün vende su alma al Diablo a cambio de una creatividad excelsa. A la vez, renuncia al amor. La obra fue publicada en 1947 y fue interpretada como una alusión al pueblo alemán que había entregado su destino a Hitler, el nuevo Mefistófeles.
En todas las versiones de Faustus, el pacto con el Diablo a cambio de poder, belleza, vida eterna o un conocimiento sobrenatural es castigado con la caída. Los griegos bautizaron este pecado con la palabra ‘hybris’, que denomina la temeridad del hombre que aspira a convertirse en un dios.
Los mitos y las leyendas suelen expresar grandes verdades y nos ayudan a comprender el presente pese a su origen remoto. Todo lo humano se repite. Nada nuevo bajo el sol, apuntaban los latinos. Sabemos por experiencia que la ambición desmedida y la falta de límites casi siempre acaban mal. La historia nos ofrece abundantes ejemplos.
La versión hispana del mito fáustico es el pacto entre Faustus Sánchez y Mefistófeles Puigdemont, en el que el primero vende su alma al segundo a cambio de poder. Han pasado dos meses y el «espíritu que siempre dice no», como define Goethe al Diablo, ha hecho una demostración de su poder sobre el presidente del Gobierno. Si Sánchez no le presta una obediencia sumisa al líder de Junts, pagará el precio de dejar de gobernar. Sin amnistía, no habrá legislatura. Era previsible que esto podía suceder porque los intereses de uno y otro son opuestos.
A Mefistófeles, expulsado del reino celestial e inquilino del Infierno, no le importa nada el destino de Faustus. Por el contrario, está ansioso por cobrar su deuda tras haberlo exprimido. Incluso le vale la humillación de su víctima con la que tiene viejas cuentas que saldar. Lo sorprendente es que un estratega como Sánchez haya cometido el error de creer que el Diablo no cobraría el precio tras venderle su alma.