Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo
Mercadona ha presentado sus resultados del ejercicio 2023. Ciertamente espectaculares. Vendió nada menos que 35.527 millones de euros, una cifra que crece un 15% y que supone una cuota de mercado del 27,6%, lo que describe bien su eficacia a la hora de captar la atención de los consumidores con una mezcla adecuada de proximidad, calidad y precio. Con ellas consiguió ganar 1.009 millones, lo que supone un 40% más. Repartió 200 millones entre los accionistas, pero antes había repartido una prima a sus trabajadores y reinvertido 800 millones en sus instalaciones.
Hasta aquí lo que a él le concierne más personalmente. Luego hay que mirar con atención lo que nos supone su actividad a todos los demás. Mercadona es nada menos que el 2,1% del PIB español. ¿Se imagina lo que es eso? Ha contratado a 5.000 nuevos empleados que se suman a los casi 100.000 que ya tenía y ha subido su contribución a Hacienda en un 43%, hasta los 5.230 millones.
En resumen, un trabajo excepcional que ojalá tuviera más imitadores en este país. Mal que le pese y por mucho que le disguste su actividad y su éxito a personas como la vicepresidenta Díaz -pronta a expandir el desprecio hacia personas como Juan Roig y lenta a la hora reconocer los méritos individuales y sobre todo sociales de los pocos Roig que tenemos-. Con veinte o treinta Roig cambiábamos la faz del país.
En las redes sociales, convertidas en hediondo vertedero de todas las envidias y en inagotable recipiente de todas las insustancialidades siempre hay algún desorientado que pone en cuestión estos logros, con argumentos tan peregrinos como que lo hace a costa del castigo en precios para los consumidores o de la explotación de los trabajadores. Esto último no debe suceder cuando hay tantas personas deseosas de trabajar con él y aún menos tras los 600 millones repartidos como prima entre todos ellos. Y en cuanto a los precios, es necesario repasar la situación. Según el observatorio de márgenes del Ministerio de Economía y el Banco de España, los correspondientes a la distribución alimentaria cayeron un 25% entre 2020 y 2022, y a junio de 2023 no habían recuperado su nivel previo a la pandemia. Curiosamente los márgenes de los agricultores crecían más que los de la industria y los de la distribución. Una constatación estadística que choca contra la realidad de carreteras cortadas, ciudades colapsadas y protestas airadas que vemos cada día en los periódicos. Así que, felicidades señor Roig, enhorabuena por su liderazgo y ¡muchas gracias por su trabajo!