FERNANDO SAVATER-El País

  • Queremos gobernantes que prefieran el todo a las partes, la imparcialidad al partidismo, la verdad común a la ideología particular

¿Les interesa la política? Es muy posible que no, y no se lo reprocho. Sólo quiero advertirles que han nacido en el país equivocado. En otros les vendría bien no querer saber de política: en China, en Cuba, en Rusia, en Qatar, la política es un deporte de riesgo. Mejor dedicarse a ahorrar, a cuidar de la familia, a medrar en el trabajo, a aplaudir a los líderes (aunque se les maldiga por lo bajo), a obedecer, sobre todo a obedecer, porque los que mandan en el Gobierno, en la prensa, en la radio, en la televisión, saben lo que es útil, progre y santo. Pero en España lo que pase o no pase depende de mí y de usted. ¡Vaya fastidio! Y si el Gobierno, sin llevarlo en su programa, suprime los delitos de quienes pretenden despedazar la nación para congraciarse con ellos, encumbra a los herederos del rentable terrorismo, aprueba leyes contra la igualdad penal de ambos sexos o contra las evidencias biológicas, formatea una memoria única del pasado y convierte los más altos tribunales en un coro de muñidores a su servicio… ¡ah, siento decírselo pero todo eso ocurre porque usted no se subleva para impedirlo! O sea: por política. Porque encogerse de hombros, tragar carros y carretas, afiliarse a la secta del “a mí que”, sección “con su pan se lo coman”, también es una postura política… ¡y muy eficaz!

A veces, la política es decir no. Hoy somos muchos los que creemos que ha llegado el momento de decir no visiblemente, colectivamente, pacíficamente. Nada que ver con los que asaltan edificios gubernamentales en USA o Brasil: tenemos aquí alborotadores subversivos como esos, a los que el Gobierno alivia su responsabilidad penal cuanto puede mientras pide mano dura contra los de otros países. Más tradicionales, nosotros queremos gobernantes que prefieran el todo a las partes, la imparcialidad al partidismo, la verdad común a la ideología particular. Vamos a Cibeles.