Florencio Domínguez, EL CORREO, 10/7/12
La detención de dos etarras el pasado 26 de junio en la localidad francesa de Albi parece haber sido el detonante del comunicado etarra difundido ayer. El texto de la banda está escrito al día siguiente de que se produjera la captura de Ugaitz Errazkin y de José Javier Osés. Los jefes etarras debían estar cabreados y se pusieron delante del ordenador a elaborar un comunicado que, como los últimos que se han conocido, ha tardado casi dos semanas en llegar desde las manos de ETA a los medios de comunicación. Ahora estarán todavía más cabreados porque después de redactar ese escrito se produjeron las detenciones de Antton Troitiño y otro fugado en Londres y de Juan María Mujika Dorronsoro en Francia.
En el texto están también muy presentes las dos detenciones que tuvieron lugar el 27 de mayo en la localidad de Cauna, donde fueron capturados Oroitz Gurrutxaga y Javier Aramburu. La función de los dos presuntos etarras era, precisamente, gestionar los zulos que esconden el armamento de la banda y llevar el material de un lado a otro. Por eso el comunicado critica que la policía aproveche los movimientos que ellos hacen con los zulos para realizar detenciones. Quieren que las fuerzas de seguridad se queden con los brazos cruzados mientras ellos trastean por Francia con sus armas y explosivos.
Esas dos operaciones desarrolladas en suelo galo, una con la participación del Cuerpo Nacional de Policía y otra de la Guardia Civil, han sido el origen inmediato del escrito de ETA, pero la banda ha aprovechado para hacer una lista más amplia de los agravios que tiene contra el Gobierno. Ahí aparecen la ‘doctrina Parot’, la dispersión, el plan de reinserción del Ministerio del Interior, las sentencias condenatorias, las actuaciones policiales e, incluso, las críticas dirigidas a los que pretenden actuar como mediadores internacionales. Y junto a los agravios aparecen los culpables: los servicios de inteligencia, los cuerpos policiales, los jueces (no todos), las asociaciones de víctimas y los medios de comunicación (algunos), aparte de los gobiernos de España y Francia.
La banda terrorista pretende, básicamente, asustar al Ejecutivo, hacer que se inquiete ante la posibilidad de que ETA pueda dar marcha atrás, y que ese temor le lleve a cambiar las políticas que está aplicando ahora, tanto en el terreno penitenciario como en la persecución a los terroristas en activo. ETA dice que ratifica la declaración del 20 de octubre, pero al mismo tiempo pinta un oscuro panorama y desliza algunas frases encaminadas a crear inquietud en los destinatarios del mensaje. Luego alguien le dirá al Gobierno que es mejor ceder por aquí o por allá para calmar a los más radicales. Este mecanismo de presión lo utilizaron el IRA y el Sinn Fein en Irlanda del Norte cuantas veces quisieron y, en muchas ocasiones, con éxito.
Florencio Domínguez, EL CORREO, 10/7/12