A golpes con la libertad

EL PAÍS 20/10/16
EDITORIAL

· Impedir con violencia el ejercicio de la libre expresión en la Universidad es una grave amenaza a la democracia

El lamentable episodio vivido ayer en la Universidad Autónoma de Madrid, donde unos encapuchados impidieron violentamente la celebración de un acto académico organizado conjuntamente por este diario y la Universidad, ofrece un serio aviso sobre el deterioro de las condiciones del debate público que estamos viviendo en este país.

 La libertad de expresión no solo es un derecho fundamental, sino central en el ámbito universitario, un lugar donde en modo alguno cabe la violencia física que ayer emplearon unos encapuchados, tan valerosos que ni siquiera se atrevían a dar la cara. Hemos recordado estos días cómo hace 80 años Miguel de Unamuno fue interrumpido, precisamente en una Universidad, por los fascistas que querían silenciarle.

Resulta muy doloroso que esta sinrazón tenga lugar en la misma Facultad de Derecho en la que fue asesinado Francisco Tomás y Valiente, cuyo ejemplo como hombre de diálogo y adalid de los derechos humanos es unánimemente reconocido. Sus asesinos fueron precisamente miembros de ETA, una organización reivindicada en algunas de las pancartas vistas ayer.

Todo esto no ocurre por azar: es la traducción a hechos del continuo señalamiento que este diario y sus trabajadores vienen sufriendo. En el hostigamiento que sufrieron ayer un expresidente del Gobierno democrático de España y el presidente del Grupo PRISA se reprodujeron milimétricamente los eslóganes y acusaciones que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, viene desplegando en las redes sociales y en sus intervenciones públicas, un camino iniciado por Iglesias en la legislatura anterior con su infausta referencia a la “cal viva”.

Extraña que los líderes de Podemos, la mayoría de ellos politólogos, y no pocos profesores, sigan sin entender cuáles son las reglas básicas de la democracia y el papel de los medios de comunicación en ella. Que Iglesias llame a sus seguidores a “liberarse de un poder no electo” (en referencia a este diario) o que su cofundador, Juan Carlos Monedero, afirme que “el franquismo se le está haciendo muy largo» demuestra que algunos líderes de la tercera fuerza política de este país navegan en los límites de la democracia. A izquierda o derecha, sean los mentores venezolanos de esta izquierda tan radical como trasnochada como los populistas xenófobos, todos buscan servirse de la democracia para llegar al poder y luego desbordarla y vaciarla de contenido.

Como muestra, basta un botón: Pablo Iglesias y los suyos, en lugar de condenar los hechos con rotundidad y desvincularse de ellos, acusan a los perseguidos de habérselo buscado con sus provocaciones. Culpabilizar a las víctimas está en todos los manuales de los reventadores de la libertad. Pasionaria, la histórica líder comunista, supo combinar la resistencia al fascismo con la presidencia de la primera sesión de las Cortes democráticas de este régimen que estos líderes tanto desprecian. Su “no pasarán” es patrimonio de todos los demócratas. No pudieron hacerlo los tricornios, y no lo harán las capuchas.