Irene González-Vozpópuli
- Si se aprueba la reforma de la justicia que propone Sánchez estaremos en el punto de no retorno
La justicia es lenta, pero a veces llega. El fiscal general del Estado, Ángel García Ortiz ha sido procesado por el Tribunal Supremo acusado de un delito de revelación de secretos. El auto de procesamiento señala como fuente de la filtración al presidente del Gobierno. Un auto tan nítido como fueron los hechos revelados a la opinión pública a través de la Dirección General mediática de El Plural. Un periódico cuyo papel en la banda parece ser el de iniciar las cacerías políticas del Gobierno contra rivales políticos, jueces y guardias civiles que hagan peligrar su impunidad para ser posteriormente difundidas bajo apariencia de información periodística por los ministros.
El Plural difundió la falsedad de los dos DNI del juez Peinado y el bulo monclovita de que la UCO pensaba atentar contra Sánchez, cuando eran los agentes quienes tenían miedo del Presidente por investigar su posible corrupción. No se ha tenido en cuenta que un investigador de la Guardia Civil puede llegar a conocer realmente bien al sujeto investigado. Por eso es tan inquietante y esclarecedor que quienes investigan a Pedro Sánchez y a su familia teman represalias tan graves por lo que están averiguando. ¿Hasta dónde alcanza el nivel de delincuencia en las más altas esferas del Estado?
Así llegamos a tener un fiscal general procesado por un delito gravísimo, actuar como un agente de cloaca para el presidente del Gobierno a fin de acabar con una rival política desde una institución cuya función es iniciar causas penales en favor de la justicia. Ángel García Ortiz no dimite, no le dejan. Si dimitiese perdería su aforamiento, el privilegio de ser juzgado por algunos jueces nombrados por su jefe. Además eso supondría una derrota política y judicial para Su Sanchidad en un momento en el que él y su familia están acorralados por la corrupción que investigan los jueces. Aún no le conviene deshacerse de ese peón llamado García Ortiz.
Es probable que modifique leyes que arrebaten la investigación penal al juez instructor y se las otorgue a la fiscalía que está bajo sus órdenes hasta el límite de la inmolación, como hemos visto en García Ortiz
La perspectiva con la que hemos de analizar este gobierno es bajo el siguiente prisma. ¿Qué haría alguien que hubiese llegado al poder para lucrarse y sentirse un semidios intocable a causa de un ego herido? ¿Qué haría alguien así desde la presidencia del Gobierno que esté acorralado por la corrupción y necesite impunidad y perpetuarse en el poder como un cacique caribeño? Lo más probable es que quisiera inundar los puestos de jueces por gente sin acreditar una preparación, pero sí una filiación política. Es probable que quisiese colonizar todas las instituciones y empresas estratégicas para arrebatárselas a España o a quien no sea su perro obediente. Es probable que modifique leyes que arrebaten la investigación penal al juez instructor y se las otorgue a la fiscalía que está bajo sus órdenes hasta el límite de la inmolación, como hemos visto en García Ortiz.
Imaginen el inmenso poder tiránico para quedar impune de toda corrupción y destruir rivales y funcionarios díscolos si la Fiscalía adquiriese las competencias de los juzgados de instrucción penal dependiendo directamente del presidente del Gobierno. Para que la Fiscalía adopte esas funciones y no se viva en un estado de opresión es necesario que los fiscales jefe sean elegidos por elecciones populares directas, como sucede en Estados Unidos. Pero eso no lo pide nadie cuando es la única posibilidad de una Fiscalía independiente en España dedicada a meter delincuentes en prisión y no a señalados por el Gobierno.
Años antes el Gobierno de Chávez tejió una serie de reformas legales por las que, años después, muchos de los que defendieron la legitimidad del presidente y sus reformas por haber ganado unas elecciones, acabaron presos
Todas esas acciones ya las ha llevado a cabo Sánchez o ya ha presentado su proyecto para ser aprobadas. No es tan difícil cuando sólo tienes que copiar a quien triunfó antes que tú en ese papel en la Venezuela de los años 2000. Aunque aún tengamos que aguantar a izquierdistas contrarios a Sánchez ser equidistantes en su crítica por su estupidez, fruto de su soberbia y miseria, para alejarse de la “ultramegaderecha” señalar como exagerado ir camino de Venezuela. Hace demasiados años, mientras ellos votaban a Zapatero, otros alertábamos del inicio del camino institucional bolivariano que ahora se consuma con la reforma de la justicia.
El régimen fallido y equivocado no fue percibido por los necios hasta que no llegó el desabastecimiento, pero años antes el Gobierno de Chávez tejió una serie de reformas legales por las que, años después, muchos de los que defendieron la legitimidad del presidente y sus reformas por haber ganado unas elecciones, acabaron presos. Chávez se hizo con la justicia, creó órganos paralelos a los constitucionales para cuando perdiese el control del Parlamento dejarlo sin funciones. Finalmente la oposición acomplejada y vendida al régimen anhelando heredar esa maquinaria de poder fue quien selló esa arquitectura maléfica institucional. Para cuando el Estado quiso detener a opositores no podían llamarlo tirano pues antes habían dado legitimidad a esas reformas y leyes, puesto que era un “gobierno democrático elegido por las urnas”.
Jueces y fiscales
La verdad no se establece por mayorías, ni el bien común se salvaguarda cuando el voto de los enemigos de España vale más electoralmente. Debe haber algo en una democracia por encima de los procesos que de legitimidad al poder, pero eso es algo que no entiende nadie en la España constitucional que se dice demócrata liberal. Por eso algunos apelan a la ilegitimidad de un gobierno que, aunque formado según la norma, lo hace en fraude de los fines para los que los ciudadanos delegaron poder en el Estado.
Si se aprueba la reforma de la justicia que propone Sánchez estaremos en el punto de no retorno de un Estado tiránico corrupto que podrá perseguirnos a todos. Por ello pierdan todo miedo de ir a la huelga indefinida judicial y fiscal, aceptemos el coste, no hacerlo es más costoso. Pierdan todo miedo a ir a una huelga general, todos. Después sólo nos quedará el exilio o la tiranía.