EL MUNDO 24/01/17
ARCADI ESPADA
DE PRONTO vuelvo a oír hablar de «la prensa». ¡Tantos años! Estas dos palabras, que tanto significaban. Se decía «la prensa» incluso cuando se quería decir los medios, porque casi nadie se aventuraba a semejante cursilería. El uso reflejaba además una verdad camuflada: por su audiencia, la radio y la televisión eran a primera vista más influyentes; pero lo que decían estaba dictado por los periódicos, que seguían redactando el guión del día. Esto se erosionó gravemente cuando los directores de periódicos decidieron atender a las noticias de las nueve para ultimar la portada. Los temas eran más o menos los mismos, pero el periódico empezó a contaminarse de la televisión a la hora de jerarquizar las informaciones. El criterio televisivo de jerarquía es peligroso, porque depende de que haya o no buenas imágenes de una noticia.