Miquel Giménez-Vozpópuli
  • Tamames debería decir que es un semántico fijo discontinuo y Abascal que es epigramático y poliédrico. Lo desarrollo.

El ultra liberal Bill Maher se ha quejado en su programa del lenguaje políticamente correcto. Fue en los EEUU donde empezaron con esa idiotez de no llamar a las cosas por su nombre. A los bajitos se les denominaba allá por los ochenta en facultades como Berkeley “personas desafiadas verticalmente”, por poner un ejemplo chorra. La diferencia que va de entonces a nuestros días es que cuando surgió ese movimiento nadie hizo ni puñetero caso. Ahora debemos reconocer que la batalla por el idioma la ha ganado los wokes. Un catedrático que participaba en el programa afirmó que Martin Luther King no dijo que debían cambiarse las palabras, sino la sociedad. Y eso lo dijo siendo negro, de color, afroamericano o cómo coño quieran llamarlo porque el racismo no está en la forma, está fondo,

Me sorprendió ver a gente radicalmente de izquierdas pronunciarse de manera tan contundente sobre esa inquisición de las palabras que consiste en la pavada de niños, niñas y niñes. Sostengo que este montaje esconde un cambio de paradigma y, por tanto, forma parte de esa ingeniería social que nos domina, siendo además una perfecta cortina de humo que ocupa y distrae al personal ocultando que los pseudo revolucionarios que la propagan no tienen la menor intención de avanzar en progreso alguno que no sea el suyo propio. Pero como nadie puede escapar del parque pre escolar y acomplejado en el que han convertido nuestra sociedad, mejor jugar con sus propias armas. ¿Quiere un nuevo lenguaje? A por ello.

El resto de españoles tampoco lo sabrá pero, como es bien sabido, el éxito de Don Manuel Fraga era que como muchas veces nadie entendía lo que decía pero todos creían haber escuchado que el gran político expresaba lo que cada uno pensaba, la gente salía admirada creyendo que había dicho palabra por palabra su mismo pensamiento»

Me permito sugerirles a Don Ramón Tamames y a Don Santiago Abascal tomen nota de algunas palabras para poderlas esgrimir esta semana en la moción de censura.  Señor Abascal, como el pijo progresismo es más ignaro que un cubo de latón vació, juegue usted con “Ser isobárico distante en cuestiones reluctantes de sexo”, “Apostar por una sociedad trapezoidal escalonada en epicentros cóncavos de igualdad” o “Un país territorialmente vertebrado en la elipse del azimut filosófico cultural de la mónada indistinta y a la vez sintozoide”. Ahí les dará usted en los morretes, además de dejarlos patidifusos por no saber lo que quiere usted decir. El resto de españoles tampoco lo sabrá pero, como es bien sabido, el éxito de Don Manuel Fraga era que como muchas veces nadie entendía lo que decía pero todos creían haber escuchado que el gran político expresaba lo que cada uno pensaba, la gente salía admirada creyendo que había dicho palabra por palabra su mismo pensamiento.

De hecho, ningún rojo pálido entiende que significa progenitor no gestante, sexo fluido, sexualidad poliédrica e incluso esternocleidomastoideo y eso no es óbice para que se traguen todo lo que les echan los medios del régimen. En cuanto al eminente profesor Tamames le sugiero que los acabe de descolocar empleando expresiones populares, verbigracia, mientras habla de economía que mire a Calviño y le diga “Qué, ¿Cómo se te ha quedao el body, Calvi? Chorreando, claro” o la tajante “Mira, Pedro, ni motos ni motas”. De lo que se trata mostrar al conjunto de la nación la gigantesca estupidez y el tremendo daño que este gobierno le está haciendo a España y a nuestra democracia. Y el humor es algo que no soportan estos reyezuelos tiránicos.

Servidor, para dar ejemplo, ya se ha hecho imprimir tarjetas de visita en las que pone ni nombre y debajo, en letra inglesa “Creador de sustantivos no normativos dentro de la norma con hache intercalada entre la sororidad y el meridiano de París” Y que arreen.