Tonia Etxarri-El Correo

Una moción de censura contra un presidente de gobierno es tan legítima como ganarle en las urnas. Pero Vox, con la ayuda del profesor Tamames, no llegará a La Moncloa por esta vía. Ni lo pretende. Se desconocen, en realidad, las verdaderas intenciones del partido de Santiago Abascal con esta iniciativa que se debatirá mañana, martes, y se votará pasado mañana en el Congreso. La necesidad de recuperar visibilidad e influencia en el futuro inmediato de las alianzas postelectorales le mantiene en permanente búsqueda de recolocación después de su fracaso en las elecciones en Andalucía y la posterior ‘tocata y fuga’ de Macarena Olona. ¿Quieren desenmascarar a Pedro Sánchez por ser rehén de populistas, comunistas y aliados independentistas ? Esa tarea titánica ya forma parte de las sesiones de control con los resultados intrascendentes ya conocidos. ¿Forzar al PP de Feijóo a que escenifique su distanciamiento de la derecha radical? Esa obsesión desviará el foco de atención de lo que, en teoría, se pretende. Pero la pregunta del millón sigue siendo la misma: ¿A quién beneficiará esta moción de censura?

Con un candidato que hablará en nombre de Vox y que defiende que España es «una nación de naciones» ( en el más puro ‘copyright’ socialista), que no se presentará a las elecciones ni piensa ofrecer un programa alternativo, cabe pensar que el más favorecido de esta ocurrencia va a ser el propio censurado: Pedro Sánchez. En el PSOE no piensan desaprovechar esta oportunidad servida en bandeja para seguir con su campaña contra el PP. Por eso, el ministro Bolaños se refiere constantemente a la moción de «la derecha». Sin utilizar siglas. Para fijar la idea de que la iniciativa está planificada en comandita entre PP y Vox, que vienen a ser lo mismo.

Es a Feijóo a quien el PSOE quiere poner contra las cuerdas porque las encuestas le insisten en que el PP es su alternativa. Así es que habrá que ver si Pedro Sánchez responde sólo a Santiago Abascal (que hará la introducción) y deja a Tamames con trato de guante blanco ¿Lo toreará la vicepresidenta Yolanda Díaz y así el duelo se libra entre un excomunista renegado y una comunista del siglo XXI? Esto no parece serio. El PNV teme que espectáculos como el de mañana en el Parlamento contribuyan a agudizar todavía más la crispación social.

Puede ser que el discurso de Tamames sea tomado a chanza por buena parte de la opinión que ve en el gran economista a un expolítico con la vanidad suficiente como para volver al escenario y ser el centro de atención por dos días. Pero, con este experimento, se volverá a someter al Parlamento a una prueba de fuego sobre su papel ya muy deteriorado en los últimos años.

El más perjudicado, probablemente, sea el partido de Santiago Abascal. A priori, lo que ha conseguido después de haber cedido el liderazgo al profesor Tamames es generar un profundo desconcierto entre buena parte de sus seguidores que han visto mucha frivolidad en la gestación de este experimento. Tamames llegará, hablará y se irá por donde vino. Y Abascal se quedará recogiendo los restos del naufragio. Feijóo no hará siquiera acto de presencia para escenificar que esta moción no va con él. Que una cosa es que el PP se vaya a abstener y otra muy distinta que ese voto signifique que no se aclara. En eso coincidirán el PSOE y Vox: en criticar la abstención del PP. Que para unos no es suficientemente radical como lo fue Casado y para otros, responde a una actitud poco arriesgada. Entre los dos, lo van a situar en el centro. Tiene gracia.