Javier Rupérez, Embajador de España, 15/6/11
El problema con las teorías conspiratorias es doble: nunca acaban de encontrar la clave definitiva del secreto y, en su búsqueda, acaban por rizar el rizo de la contradicción: todo acaba por ser, o por parecer, cierto, tanto lo que se afirma como lo que se niega. Pero, entre tanto, el morbo público por lo que se intuye oculto crece con el tiempo, al ritmo en que se multiplican las ventas de los libros de los que juran haber encontrado las claves definitivas del misterio. Una tendencia innata de la naturaleza humana se inclina con fruición por la pendiente de lo desconocido en un benemérito esfuerzo de superación de la realidad, y lo que en la inmensa mayoría de los casos se traduce en la creencia de un Ser Supremo situado en el más allá de la experiencia… (leer artículo completo en PDF).
Javier Rupérez, Embajador de España, 15/6/11