Juan Carlos Girauta-ABC
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Lo de las maletas y la dulce Delcy se tratará en el libro con recursos de relato de terror
Reconocido su potencial literario,
ya lo veo de otra manera. Lo de las maletas y la dulce Delcy se tratará en el libro con recursos de relato de terror, dado lo extremadamente cómico de los hechos y circunstancias. Risa y miedo, nitroglicerina de chispa kafkiana. Por supuesto, el joven que acepte el reto deberá transitar formas narrativas descargadas y eficaces. Piense en Houellebecq cuando tenga que situar a su personaje en el aeropuerto. Con los trucos del relato de terror, algún hallazgo que el escritor tendrá que aportar (no se lo vamos a hacer todo), más la capa afrancesada y aeroportuaria, se armará el túnel por el que irán transitando en fría exposición: la llamada de madrugada a un Ábalos en pijama, su precipitada salida rumbo a Barajas, el clímax de su encuentro con Delcy, el trasiego de maletas, ese estar y no estar de ella sobre el suelo, como una novia pintada por Chagall.
Hacemos hincapié en la noche más hermosa de Ábalos porque una novela es también un producto comercial y sería absurdo no aprovechar el tirón popular del encuentro hispano-venezolano. Pero a ese punto llegaremos ya familiarizados con el protagonista, que es una mina en lo plástico: hijo de torero, ayudante en la fabricación de muñecas de artesanía. Fugaz maestro de pueblo, se zambulle pronto en la PSOE y ahí sigue. Por el camino, le apodarán «El Comandante» en círculos colombianos. Dicen que por su labor desmilitarizando el Movimiento 19 de abril. Haberse orientado en esa tupida y lejana red tiene mérito. Si encima logró algo con su mediación, bien por él. ¿Es o no fascinante el personaje?
Llegados a un cierto punto, el lector dudará de todo. Ábalos ha incurrido en salidas de tono ante la prensa, en exabruptos durante actos políticos, y no sabemos a qué atenernos. Parece inseguro. Los amigos profesionales del poder, esos que siempre están en el balcón saludando, mande quien mande, nos lo venden como un genio. Pero el genio incurre en errores de bulto sobre el abecé de nuestra democracia. Ignora, por ejemplo, que Manuel Fraga fue padre de la Constitución. De otro modo no iría repitiendo que Alianza Pupular postuló la abstención en el referéndum de 1978, tal día como ayer. ¿Quién es en verdad Ábalos? La novela no lo revelará.