JON JUARISTI-ABC

  • El antisemitismo de las Belarras se explica por envidia del burka pero lo del sanchismo es pura cobardía

Va el Borrell y larga el miércoles aquello de que estamos al borde del abismo. Este Borrell siempre tan optimista. Estamos en el abismo, que no os enteráis, sanchopanceros.

Pero no me voy a poner metafórico. Os lo voy a explicar despacito, como si fueseis socialistas, y toda vez que vuestra memoria es algo inferior a la de mi gato, utilizaré una referencia de película. Porque, aunque nunca leéis nada de provecho, seguro que alguna de Netflix habréis visionado en el móvil durante las tediosas sesiones parlamentarias, últimamente con los pinganillos puestos y conectados al dispositivo como coartada. Pues sí: estamos en el abismo. En el Abismo de Helm. Las naciones libres estamos aquí, sitiados por miles de millones de orcos y ya ha dado comienzo el asalto a la fortaleza. Empezó el pasado 7 de octubre, con los asesinatos de 1500 israelíes. O incluso antes, el 24 de febrero de 2022 con la invasión putinesca de Ucrania, aunque sospecho que la señal de ataque se dio con la destrucción de las Torres Gemelas y del Pentágono, el 11 de septiembre de 2001. Cuando os deis cuenta de que esto no va de pelis y los orcos de verdad hayan llegado hasta vuestros últimos refugios antinucleares y empiecen a degollar a vuestras familias, como lo han hecho ya con las israelíes y las ucranianas, entonces soltaréis el moco y pediréis al cielo que os mande a Gandalf el Blanco.

Sois, en fin, un abismo sin fondo de cobardía. Siempre habéis sido así. Con la excepción de un pequeño puñado de sindicalistas que no se pulían en puteríos las cajas de resistencia, en las cárceles de Franco ni se os esperaba. Allí había de todo menos de los vuestros: comunistas, ácratas e incluso etarras. Gente bastante desagradable, es verdad, pero al menos se la jugaban. Como los israelíes que hoy defienden el muro y a los que detestáis porque son valientes.

Y, claro, porque son judíos, y los judíos, ya lo decían nazis y estalinistas a la vez, son genocidas, chupasangres y sacrificadores de niños, lo mismo que vuestras ministras femenazis y neoestalinistas repiten tan panchas ante los medios mientras vosotros fingís escandalizaros y aplaudís con las orejas. ¡Faltaría más! La embajada israelí propaga falsedades y la Pirada y las Belarras ni existen. Son cuentos de viejas (algo tienen de esto último, sin embargo).

¿Creéis que montando un Estado palestino se acabaría el problema? Contádselo a los egipcios, que, aun siendo de la misma cepa que los gazanos o gazatíes, no quieren refugiados de Gaza ni en el Sinaí, porque esa desgraciada población, la primera que se entregó sumisamente a un gobierno de Hamás que la arruinó a conciencia, serviría ahora de camuflaje a la infiltración yihadista. Sospecho que, en el fondo, os la refanfinfla y que cuando decís ‘Estado palestino’ queréis decir ‘Estat catalá’. Problemas de pinganillo.