Abstención o ruina

EL MUNDO 11/10/16
CARLOS CUESTA

Javier Fernández lo ha explicado en los términos más sensatos y presentables: bloquear la gobernabilidad sería «lo peor para España y lo peor para el PSOE». Pero también se puede explicar en otros términos, los de pura supervivencia de los cargos, de sueldo, de sillón, de partido. Porque si los miembros díscolos del PSOE no son capaces de entender o compartir la argumentación del barón asturiano, al menos podrían mirar el resultado interno de la gloriosa gestión de Pedro Sánchez.

Tras perder 1,5 millones de votos de la mano del recién decapitado secretario general, las filas socialistas acumulan un desplome de 5,9 millones de votos desde 2008. Una evolución que camina muy cercana a la visión del electorado del acercamiento del PSOE a las fuerzas nacionalistas, separatistas y –desde luego en su última etapa– populistas y comunistas. Un retroceso de fuerza y presencia que ha llevado al PSOE a estar a las puertas de la ruina económica como formación y entidad pagadora de nóminas de sus propios cargos y militantes. Si en la legislatura 2011-2015 los ingresos anuales de la fuerza que heredó Sánchez ascendían a 18,4 millones sólo en concepto de subvención por voto, en estos momentos esa cuantía se limita a 12,1 millones. Cifra con la que deben afrontar el mantenimiento de una actividad similar a la de años pasados, porque sin ella no podrían, por ejemplo, tener presencia e influencia en cada pueblo, como sí tiene el PP.

No son los únicos ingresos que se han desplomado por los pésimos resultados de Sánchez: si antes recibían 2,5 millones como financiación pública por su peso en el Congreso, ahora logran dos millones. Y si por su presencia en el Senado lograban 1,54 millones, ahora acceden a 1,5. Un panorama que provoca, como destacan fuentes conocedoras de las finanzas socialistas, que las reservas para afrontar un alargamiento de este periodo de ingobernabilidad sean cada día menores y hace que el riesgo de un nuevo retroceso en unas hipotéticas elecciones pueda ser clave, no sólo para el sorpasso inmediato de Podemos, sino también para su afianzamiento a medio y largo plazo.

No se trata de un argumento de fondo, pero sí relevante: esa caída se multiplicará en caso de que el PSOE pierda otros 500.000 votos, como anticipan las encuestas. El resultado será que a su crisis ideológica se sumará una económica que hará difícil su recuperación. Algo que Podemos no tardará en usar. ¿Se han fijado en esto los militantes que arropan a Sánchez? ¿Les da lo mismo?