EDITORIAL EL MUNDO – 30/09/15
· Oriol Junqueras aseguró ayer que le parece «monstruoso» que la Justicia haya decidido citar a declarar a Artur Mas como imputado el día 15 de octubre, porque esa fecha coincide con el fusilamiento de Lluís Companys en 1940. Las palabras del líder de ERC son reveladoras de la mentalidad del nacionalismo catalán, aficionado a buscar agravios y conspiraciones en lo que es una mera coincidencia.
Los dirigentes de Junts pel Sí y de la CUP criticaron con extremada dureza la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, que, según su punto de vista, consideran una agresión que refuerza la necesidad de la independencia.
No se puede ser más sectario y parcial porque lo que resulta sorprendente no es que la Justicia impute a Artur Mas, su vicepresidenta y una consejera por haber instigado una consulta ilegal y por otros cargos, sino que haya tardado diez meses en citarle.
Hay que recordar que la Fiscalía presentó el pasado 21 de noviembre una querella criminal contra Artur Mas, en la que le acusaba de delitos de desobediencia, usurpación de funciones, prevaricación y malversación de caudales públicos. En síntesis, la Fiscalía argumentaba que el presidente de la Generalitat y sus colaboradores habían desoído el fallo del Tribunal Constitucional que suspendía la consulta del 9-N y que habían empleado recursos públicos para llevarla a cabo, entre otros, el pago de urnas, papeletas y cartelería.
El propio Mas se jactó ante las cámaras de televisión de ser el responsable de esa consulta ilegal, efectuada contra la prohibición expresa del Constitucional. ¿Por qué se sorprenden ahora los nacionalistas de su citación? ¿Es que consideran que el Código Penal no está vigente en Cataluña? ¿Sugieren que la Justicia tiene que mirar para otro lado?
Su reacción es sencillamente patética y corrobora que los independentistas se creen legitimados para burlar las leyes y negarse a acatar los procedimientos judiciales y las sentencias, como han venido haciendo con absoluta impunidad.
A pesar de que el Gobierno albergaba dudas por motivos políticos, la Fiscalía cumplió con su obligación de presentar esta querella, ya que es imposible desconocer que Mas vulneró el Código Penal al desobedecer al Constitucional. Será muy difícil que un jurista pueda argumentar de forma convincente lo contrario.
Por ello, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha cumplido con su obligación a pesar de la fuerte presión política ejercida por los nacionalistas, que seguramente van a poner en marcha una estrategia para presentar a Artur Mas como un mártir de su causa.
Conforme pasan las horas, parece cada vez más claro que Artur Mas no va ser el próximo presidente de la Generalitat y que incluso sus días como líder de CDC están contados. Pero ello no va a ser obstáculo para que este procedimiento sea utilizado por el mundo independentista como un nuevo motivo de confrontación con el Estado.
Mas es un cadáver político y lo que estamos empezando a ver es como Oriol Junqueras y Raül Romeva se disputan el cargo de presidente de la Generalitat, para lo cual necesitan el apoyo de la CUP.
Todo indica que uno de los dos presidirá el nuevo Gobierno que va a dar un giro espectacular hacia la izquierda, como exigen la CUP y las propias bases de ERC.
Ese Gobierno no va a tener fuerza para proclamar unilateralmente la independencia, pero sí va a seguir avanzando en la hoja de ruta soberanista y a agudizar el choque con las instituciones del Estado.
El todavía presidente de la Generalitat ha sido nefasto, pero los que vienen podrían ser peores. No hay más que escuchar las intenciones de Antonio Baños, el cabeza de lista de la CUP. Más de uno de los que acudieron el pasado domingo a las urnas a votar por la candidatura independentista se va a arrepentir cuando el nuevo Ejecutivo que se está fraguando en Barcelona empiece a tomar sus primeras medidas.
EDITORIAL EL MUNDO – 30/09/15