Acrobacias

Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo

Pedro Sánchez no hace equilibrios, realiza auténticas acrobacias para mantener unidos, es decir contentos, a todos los grillos que pueblan su jaula de apoyos. A unos, a Bildu por ejemplo, les da la prohibición de los desahucios y lo completa con la moción de censura en Pamplona. A otros, a ERC, les ofrece la zanahoria de una «fiscalidad singular» para evitar darles con el palo del no al referéndum de autodeterminación. Por cierto, ¿cuántas veces quiere que le repita que no habrá tal cosa? A Junts le garantiza una foto de ‘homologación’ con el expresident fugado, que se hará en el extranjero, porque quizá se acuerde de que, aunque sea un pilar fundamental del Gobierno, está todavía reclamado por la Justicia. El PNV se ha centrado esta vez en el huevo y el mismo día que este periódico hablaba del escandaloso retraso que acumula el AVE -que no entrará en Bilbao hasta dentro de ¡diez años! cuando hace 31 que lo hace en Sevilla sin que nadie dé una explicación razonable para semejante escándalo, ni admita la mínima responsabilidad- le proporciona un buen tanto con la reforma que se incorporará al impuesto a las energéticas, lo que les permitirá a las dos grandes empresas vascas deducirse determinadas inversiones que, de esta manera, no se perderán… Un tanto que la señora Díaz ha calificado de «regalo» a los poderosos, como no podía ser menos.

Lo más complicado ha sido lidiar con sus propios socios de Gobierno, colocado entre la espada de sus inasequibles exigencias de gasto y la pared de las limitaciones europeas que, esta vez, parecen que van en serio aunque como siempre con grandes dosis de flexibilidad. Los de la espada obtienen la prolongación de muchas de las medidas anticrisis y en especial las del transporte y la fiscalidad de la cesta de la compra, y los de la pared la elevación del IVA de la luz y del gas.

Cómo será de contagioso esto del agrado al ciudadano en apuros que hasta el PP ha querido sumarse a la fiesta y, ya puestos, ha pedido la rebaja del IVA a la carne y a otros alimentos básicos. Y es que a ver quién es el guapo que se opone al progreso, es decir, a la concesión de mercedes y favores. No se lo recomiendo. A mí también me parece estupendo. Tan solo me atrevo a apuntar, una vez más, mi desagrado por dos temas. No hay ni una sola medida de recorte de ningún gasto público superfluo o duplicado -y le garantizo que los hay a montones y no solo en el paquete de dulces que se come el loro-, ni hay una sola medida de fomento de la inversión o de la productividad.

Crear siempre ha sido más difícil que repartir lo creado por otros. Pero sería una sorpresa bien agradable que algún día descansemos un rato del reparto de la tarta y nos dediquemos a su elaboración. Aunque solo sea para evitar el quedarnos sin postre.