FERNANDO SAVATER-EL PAÍS

  • Sara, esta noche me pondré otra peli que pueda gustarte, aunque ya hace siete años que no vemos cine juntos. ¿O sí?

Sara, ayer vi una película de las que a nosotros nos gustan: La casa de las profundidades. Es de Alexandre Bustillo y Julien Maury, dos cineastas franceses empeñados en renovar el cine de terror… sin traicionarlo (¿te acuerdas de Al interior?). También su última película plantea un tema clásico, dos incautos en busca de un reportaje sensacional que llegan a una casa hechizada y fatal. La novedad es que se encuentra en el fondo de un lago y toda la aventura, admirablemente filmada, transcurre bajo el agua. El agobio de las apariciones se transforma en ahogo, con pulmones encharcados de miedo. Una joyita cuyo placer se aumenta porque los pedantes o sundanzantes no la disfrutarán. Me parece un título muy adecuado para celebrar el centenario de “tu” Nosferatu, el vampiro insuperable.

Para gozar del todo una película tengo que sentir que la estás viendo conmigo. Tu ranking del cine fantástico incluía tres categorías: “Ésta ―decías― sólo es para aficionados al género”; otras eran “de las que sólo nos gustan a nosotros”; y por último, las terceras, pródigas en monstruos de cartón piedra y vírgenes de pechos tan rotundos como sus alaridos, las calificabas como “las que no te gustan más que a ti”. ¡Que bien lo pasábamos en nuestras sesiones infantiles para adultos! ¡Cómo nos reíamos el uno del otro, cómo nos reíamos y temblábamos juntos! Ya no hay felicidad de ésa a chorros, sólo algunas gotas dispersas aquí y allá que lamo con desolada fruición. Ahora sólo me río de las voluntariosas empoderadas que quieren cancelar el amor romántico… ¡tantas tontas! Como bien dice Domenico Starnone, “el amor es una arriesgada rendición incondicional”. Los que no quieren rendirse nunca, como Churchill, más vale que se busquen otro pasatiempo. Sara, esta noche me pondré otra peli que pueda gustarte aunque ya hace siete años que no vemos cine juntos. ¿O sí?