Esperanza Aguirre se destapa

EL MUNDO, 02/05/13

· La presidenta del PP de Madrid advierte a Rajoy de que debe aplicar el programa
· La ‘lideresa’ asegura hablar a título personal y pide una «reforma radical» del Estado
· Reclama que aplique el programa del PP y acometa una ‘reforma radical de las administraciones’ para que llegue el dinero a empresas y familias

Esto no es 2008, pero como si lo fuera. Esperanza Aguirre se destapó ayer al poner nombre y apellido a una de las grandes reivindicaciones del partido frente a la inacción del Gobierno de Rajoy. La presidenta del PP y ya ex jefa del Ejecutivo de Madrid se descolgó en su blog con una reflexión que constituye la primera rebelión pública contra el presidente Rajoy desde las filas populares.
«Ha llegado la hora», decía en su blog, «de explorar la otra variable del déficit: la reducción de los gastos, como estaba previsto en el programa electoral del PP, con el que consiguió una clamorosa mayoría. Y reducir los gastos supone, en primer lugar, acometer una reforma radical y sin precedentes de las Administraciones públicas… Y eso sí que es una alternativa», añadía la mujer que en 2008 –a su pesar, o no– encarnó la alternativa más visible a Rajoy.
«La hay, y es la que llevaba el Partido Popular en su programa. Ha llegado la hora de aplicarla: reducir el peso del sector público para que llegue el dinero a empresarios y familias para sacar a España de la crisis».
Según aseguró a este diario, la lideresa no hablaba en nombre del partido regional, sino en nombre propio. Pero ello no mermaba un ápice la trascendencia de un testimonio como éste, el primero en contradecir el discurso oficial del partido en un momento de alta vulnerabilidad para el Ejecutivo.
A los que vivieron con el máximo vértigo aquel yo no me resigno de la todavía presidenta de Madrid en plena crisis de liderazgo de Rajoy, en la primavera de 2008, volvían a sorprenderse así, cinco años después, de redescubrir la rebeldía de uno de los pocos versos sueltos que aún quedan en el PP.
Claro que el escenario es radicalmente distinto. En este momento, el liderazgo de Rajoy no está en cuestión, y la voz de Aguirre en absoluto representa una amenaza para quien no tiene más alternativas de futuro que Soraya Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal o Alberto Núñez Feijóo.
Así, las palabras de Aguirre, quien hace sólo unos meses dio un paso atrás en la política de primera fila al dejar el Gobierno de Madrid, más que una amenaza apemas representan un eco de la conciencia popular. Pero precisamente por ello, sus palabras cayeron ayer con toda su fuerza, como un recordatorio incómodo para Rajoy y como un acicate ante el inconformismo y la depresión instalada en el Gobierno y en el partido.
«Ante la mala noticia sobre las previsiones macroeconómicas anunciadas en el último Consejo de Gobierno, lo peor que puede pasar es que los ciudadanos caigan en una actitud fatalista, y pensar que no hay ninguna alternativa eficiente para salir del hoyo en el que está sumida la economía española. Y es lo peor, porque sí hay alternativa, y está en el espíritu del programa con el que el PP se presentó a las elecciones en noviembre de 2011».
Rebeldía, inconformismo, alternativa: éstas son las palabras; las palabras fetiche con que la veterana dirigente del PP y máxima adalid del liberalismo español –recién llegada de los funerales de Margaret Thatcher, en Londres–, parece empeñada en sacudir las atribuladas conciencias de los populares.
«Todos los economistas y los políticos están de acuerdo en que el primer paso hacia la recuperación económica tiene que ser la reducción del déficit público. Pero hasta ahora se ha intentado reducir aumentando los impuestos, y la experiencia de estos meses ha demostrado que esas subidas de impuestos no han servido para incrementar los ingresos», escribía.
«Ha llegado la hora», decía Aguirre ayer en su blog, «de explorar la otra variable del déficit: la reducción de los gastos, como estaba previsto en el programa electoral del Partido Popular con el que consiguió una clamorosa mayoría. Y reducir los gastos supone, en primer lugar, acometer una reforma radical y sin precedentes de las administraciones públicas. Y eso sí que es una alternativa. La hay, y es la que llevaba el Partido Popular en su programa. Ha llegado la hora de aplicarla: reducir el peso del sector público para que llegue el dinero a empresarios y familias para sacar a España de la crisis».
En el PP oficial, ayer todo era silencio, a la espera del Comité Ejecutivo Nacional del partido, que se celebrará este próximo lunes, y en el que, además, de Aguirre, otros veteranos del partido consultados por este diario se debaten en la idea de pedir la palabra. Si bien lo esperado es que nadie dé la cara, lo cierto es que los populares claman hoy por un cambio de rumbo. Pero ¿quién le pondrá el cascabel al gato?
La mayoría de los consultados por este diario aseguran que no hablarán el lunes: «Sería malinterpretado, no quiero hacerme notar», dice un veterano dirigente del PP, convencido, como Aguirre, de la «urgencia» de la reforma de las Administraciones públicas.
Otros sí se atreven a hablar con nombre y apellido, pero ya no están en el Comité Ejecutivo del PP. Es el caso del navarro Jaime Ignacdio del Burgo: «La vuelta al programa no debería ser sólo en lo económico», decía, «la Ley del Poder Judicial es un atropello a la voluntad del partido y de los electores». Además, según el veterano popular, «el PSOE ha propuesto una razonable reforma del Senado a la que hacemos oídos sordos, y rechazamos abrir un proceso de diálogo con el PSOE que demanda la sociedad en una situación de emergencia nacional».