Aguirre se reunió con Rajoy: «Urge la renovación y dar la palabra a los militantes»

LIBERTAD DIGITAL – 17/06/15

· Génova replica que no habrá congreso antes de 2016 y el entorno de Cifuentes lamenta el «vacío de poder». En esRadio, Aguirre insiste en su tesis.

Esperanza Aguirre anunció su última batalla al frente del PP de Madrid. Convocar un congreso extraordinario «lo antes posible» para refundar la formación y recuperar la «ilusión» del votante. Pretende pilotar tanto la preparación como el desarrollo del cónclave, aunque no se postulará como candidata. Y prometió acabar con el dedo divino, ya que quiere implantar el sistema «un militante, un voto» para elegir al nuevo líder.

Un anuncio que chocó frontalmente con los planes de Mariano Rajoy y que disgustó a Cristina Cifuentes, convertida en nuevo referente de la formación a la espera de ser proclamada presidenta de la Comunidad de Madrid con la complacencia de Ciudadanos. Yendo por partes, la dirección nacional descartó que se vaya a hacer una excepción con Aguirre. «En Madrid se hará igual que en el resto de comunidades». Esto es, su congreso se celebrará tras el nacional, previsto para primeros de 2016.

En esRadio, Aguirre desveló que acudió el pasado martes a la Moncloa para comunicarle sus planes al presidente. «Urge la renovación y dar la palabra a los militantes» ya que «es un momento muy difícil para España», le transmitió, según se desprende de su entrevista con Luis Herrero. «Lo importante es que los militantes sepan que hemos recogido el mensaje», argumentó, aunque reconoció que está «en manos» de Rajoy mover ficha.

La cúpula nacional no tardó en responderle y mostró su malestar, toda vez que «mete presión» a un Rajoy que ya tuvo que abortar la intención de José Ramón Bauzá, también de retirada, de convocar un cónclave extraordinario tras las vacaciones. En Valencia y Aragón hubo igualmente movimientos. «Los congresos van después de las generales», no se ha cansado de repetir públicamente Carlos Floriano. «Parece que, hasta el final, Esperanza ha buscado robarle el protagonismo a Rajoy», tiraba de ironía un alto cargo, a tenor de que la líder madrileña había sepultado los titulares sobre la inminente remodelación prometida por el presidente.

Cifuentes escuchó las intenciones de Aguirre sentada a su izquierda, en el transcurso del primer Comité Ejecutivo regional tras la hecatombe del 24 de mayo. Y su equipo no entendió la antelación del anuncio, en tanto en cuanto creen que no tiene margen de acción. «No hay ninguna prisa» y ahora crea un claro «vacío de poder», argumentaron desde el entorno de la previsible presidenta de la comunidad.

No obstante, antes de labomba informativa -que rápidamente copó las portadas de los medios digitales y se coló en tertulias e informativos-, Cifuentes había sido más clara que nunca al opinar que «tiene que haber cambios» en el PP madrileño, aunque estos se debían producir «cuando toque y cuando llegue el momento». En otras palabras, y en línea con Génova, tras las generales. Además, siempre se ha mostrado reacia a la «refundación» proclamada por Aguirre.

Con este contexto, la estructura madrileña se prepara para una intensa batalla tras la era Esperanza,en la que las decisiones de «la presidenta» eran acatadas sin rechistar, a excepción de los choque vividos con Alberto Ruiz-Gallardón. Más aún, en casos como los de crisis interna, su diagnóstico y hoja de ruta la convertían en un verdadero referente para muchos de los suyos. Principalmente, para alcaldes de la comunidad, diputados autonómicos y una parte considerable de las bases. La fuerza del aguirrismoera incontestable internamente.

Si bien, Aguirreno pudo aguantar el severo golpe del 24M. De hecho, ya en la recta final de la campaña dio síntomas de agotamiento, mientras la cúpula nacional filtraba que los pronósticos electorales no eran buenos y se desvelaba su declaración de la renta, a lo que sumar los comentarios nada positivos para ella provenientes del ministerio de Hacienda. «Fuego amigo», se repitió en privado. Mientras, Cifuentes guardaba silencio, pero abiertas las urnas desveló que no se vio arropada por el PP madrileño desde su designación como candidata.

La relación entre ambas no fue buena durante la campaña, y tampoco lo es ahora. Por lo que, cargos del propio PP madrileño esperan movimientos de ambos sectores para, llegado el momento, conseguir el máximo poder posible. Cifuentes pretende ganar peso en la estructura e incluso liderarla, pero Aguirre y sus dirigentes más próximo podrían amagar con defender otro candidato y que los militantes votaran.

En una entrevista en Onda Cero antes de las elecciones, Rajoy aseguró que ni Aguirre ni Cifuentes presidirían el PP de Madrid. «Teníamos una tradición: una cosa era la comunidad, otra el ayuntamiento y otra la jefatura del partido», afirmó. Si bien, entonces, el presidente se mostraba convencido de que no habría problemas para mantener la alcaldía de la capital.

La cercanía de Cifuentes con la cúpula es evidente, pero fuentes del entorno de Rajoy aseguran que estará «muy atento» a lo que ocurra en Madrid para que el partido allí no siga yendo por libre. En varias ocasiones ha amagado con meter mano e intentar controlar la estructura, pero finalmente siempre ha optado por abortar dichos planes.

En lo que coinciden prácticamente todas las fuentes consultadas en el PP de Madrid es en la necesidad de acabar con las designaciones a dedo. Oficialmente, Rajoy aún no ha bendecido la fórmula de «un militante, un voto», que no sería rechazada por Cifuentes. En todo caso, la cuestión pretende abordarse tras las generales, en el congreso nacional. «Esperanza ha incluido un debate que ahora no toca», zanjaron en Génova, conscientes de que el presidente no tiene hoy ese aval. De hecho, se volvió a rechazar una vez más la posibilidad de un congreso extraordinario a nivel nacional para elegir al candidato a la Moncloa.

«Es posible que no acertara con el tono de mi campaña. Con mis críticas contribuí a algún rechazo a la candidatura del PP, al polarizar la atención en la candidatura de Podemos», reconoció Aguirre ante los suyos, en un discurso cargado de autocrítica. En medio de las quejas de unos y otros, algunos integrantes del Comité echaron mano de la melancolía. «Esperanza siempre ha levantado la bandera de España y del PP sin arrugarse. Por eso nos hemos identificado siempre con ella, por nuestros principios. Esperemos que eso no cambie», en palabras de un regidor muy próximo a ella.