Ahora o nunca

EL MUNDO – 24/03/16 – VICTORIA PREGO

· La protesta de Íñigo Errejón contra la decisión de Pablo Iglesias de cesar a Sergio Pascual como secretario de Organización del partido se mantiene en sus términos originales como pudimos constatar ayer en la escalinata del Congreso. Y a estas alturas queda ya demostrado que no se trata de un ataque de ira de tipo personal, sino de una respuesta política a unos modos de hacer que no agradan al número dos de Podemos. Y esto es lo que puede tener una influencia directa en el encuentro que al terminar la Semana Santa van a celebrar Pedro Sánchez e Iglesias con vistas a encontrar alguna vía que les permita alcanzar un acuerdo a tiempo que evite la repetición de las elecciones.

El partido morado está en estos momentos seriamente debilitado, primero por los problemas, dimisiones y nombramientos de gestoras en distintas comunidades autónomas y después porque lo sucedido en Madrid ha puesto de manifiesto la discrepancia de fondo de Errejón, y de todos los que están detrás de él, con las medidas adoptadas por su jefe. En estas condiciones, el líder socialista va a intentar conseguir de Podemos cesiones que en otro momento resultarían impensables.

El PSOE se propone obtener del encuentro con su interlocutor el pase para que Sánchez consiga alcanzar por fin la Presidencia del Gobierno. Se conformarían los socialistas con la abstención de los diputados del partido morado porque cuentan con obtener el apoyo de Coalición Canaria, Izquierda Unida, Compromís y el PNV, lo que, aceptando que Ciudadanos no se bajara de ese autobús, en el que políticamente no encaja de ninguna manera, sumaría más votos afirmativos que negativos, y suponiendo también que los partidos independentistas les otorgaran su abstención, naturalmente cobrándose un precio que los barones del PSOE tendrían que estar dispuestos a pagar. Pero es muy difícil que eso se cumpla.

Cierto que Podemos está blandito ahora mismo y que podría ser que su cálculo fuera hoy el de fortalecerse internamente desde la oposición, lo cual podría inclinar a Iglesias a cederle el paso a Pedro Sánchez. Pero Podemos también tiene que atender a las exigencias de las corrientes más radicalmente anticapitalistas que se han fortalecido con esta crisis interna, y esa corriente es totalmente opuesta a pactar con los socialistas. A eso hay que añadirle el ansia de Pablo Iglesias por ocupar el poder, cosa a la que tendría que renunciar para admitir un Gobierno en minoría PSOE-C’s.

Súmese a todo ello la dificultad mayúscula que para él supone aceptar la presencia de Ciudadanos con sus 200 puntos de acuerdo con el PSOE. Y el resultado que se obtiene de todo ello es que la posibilidad de un pacto es muy remota, a menos que Sánchez decida en última instancia dejar tirado a Albert Rivera en la cuneta, cosa que, visto lo visto últimamente, no es descartable. Los dos, Sánchez e Iglesias, están ahora mismo muy necesitados. Para ambos es ahora o nunca.