Alberto Pérez Giménez-VOZPÓPULI
- Hasta después de las elecciones no hemos sabido que habrá impuestos por usar las carreteras, al diésel, a los billetes de avión… Pero Calvo explica el 4-M con fascismo, nazis y berberechos. No se enteran de nada
El PSOE y el Gobierno no se han enterado de nada. O esa al menos es la conclusión tras escuchar atónitos la valoración del 4-M de la vicepresidenta Carmen Calvo: 1’6 millones de madrileños que el martes dieron a Isabel Díaz Ayuso un triunfo histórico –superando incluso lo que conseguía Esperanza Aguirre- lo han hecho engañados como quienes apoyaron a los nazis y, además, solo saben discutir de “berberechos”. Con un par.
“A veces, el fascismo aparece con la bandera de la libertad. Con la libertad de quienes pensaron que la limpieza que querían hacer en Europa les llevaba justamente a asesinar en los campos de concentración”. Que Carmen Calvo siga siendo vicepresidenta del Gobierno tras este fino análisis de lo sucedido el martes dice tanto de ella como de quien la mantiene. Y es el mejor trampolín para que dentro de dos años, Isabel Díaz Ayuso consiga la mayoría absoluta que ahora ha acariciado.
Porque a los insultos de Calvo –y de los popes de Podemos, que no solo en la campaña llamaron a los madrileños fascistas o insolidarios, sino poco inteligentes, como Monedero (“no son Einstein precisamente”)- se suman ahora los impuestos y las medidas para meter mano en el bolsillo de todos los españoles y pagar los millones de los planes de la UE, ese maná que hasta la campaña, parecía que iba a salir gratis.
Curiosamente, unas horas después de la votación en Madrid –no fuera a aumentarse el cataclismo electoral del PSOE y de UP- se han conocido algunos de los impuestos que el Gobierno de Pedro Sánchez ha enviado a Bruselas. Y cómo muchas de ellas afectarán al bolsillo de las clases bajas y medias, no al de los ricos.
Hemos sabido, al día siguiente de las elecciones en Madrid, que todos los españoles tendremos que pagar impuestos por circular por todas las autopistas y autovías a partir de 2024. Y que la medida se ampliará a “toda la red viaria”.
Impuestos a las clases bajas
Además, habrá también impuestos verdes que serán los que más afecten a las clases medias y bajas. Además de pagar por usar las carreteras, se prevé la eliminación de beneficios fiscales a los carburantes, lo que implica una subida del diésel, o la subida de los impuestos de matriculación para los vehículos más contaminantes. ¿Y quién usa más esos vehículos, mucho más baratos hoy que los eléctricos o híbridos? Efectivamente, las clases bajas, que además dedican mayor porcentaje de su renta al gasto en transporte por vivir lejos de su lugar de trabajo.
Además, y aunque el Gobierno intentó desmentir la medida como «una errata», también se plantea la eliminación de la tributación conjunta en el IRPF, lo que supondría que dos millones de familias paguen de media en impuestos 1.150€ más al año, una medida que tendrá más incidencia en las clases medias.
Este Gobierno que propone pagar por las carreteras, bate récords de ministerios y asesores: ninguno tuvo en la historia reciente 1.212 cargos a dedo. Y sí, la que más tiene es Carmen Calvo: nada menos que 347
El último impuesto que se ha conocido de los planes del Gobierno afecta específicamente a los billetes de avión para “apostar por medios de movilidad más sostenibles”. Claro, como el turismo en España es menor para la economía del país y ha sido el más afectado de todo el mundo por la pandemia… Según un estudio de la Fundación Alternativas del propio PSOE, cada billete en los viajes de avión locales subiría 4,47 euros; 23,32 euros en la media distancia y 41,99 euros en los de largo recorrido.
En los próximos días, iremos conociendo más impuestos que el Gobierno ha propuesto a Bruselas. Este mismo Gobierno que bate récords de ministerios y asesores. Ningún Ejecutivo ha tenido en la historia reciente una corte mayor de asesores. Un total de 1.212 cargos designados a dedo (según los Presupuestos Generales del Estado para 2021, en plena pandemia).
Más asesores que nunca
Con 22 ministerios –para cumplir los deseos de cuotas en la coalición con Iglesias- este Gobierno ha disparado los dedazos. Sánchez se encontró 860 nombrados por el PP cuando llegó a Moncloa en 2018. Los elevó a 950 en el Presupuesto que previó para 2019. Zapatero había llegado a los 648 asesores en el año 2010; muy lejos quedan los 460 de José María Aznar en 2002. Y cada mes, la nómina de estos asesores y altos cargos nos cuesta 7,5 millones: 90 millones al año. No hay noticias, aún, de que entre los planes enviados a Bruselas esté -junto a los nuevos impuestos- reducir los ministerios o los asesores. Ni una palabra de eso.
Otro dato: el ministerio que más cargos a dedo tiene en la actualidad es, oh casualidad, el de Carmen Calvo, nada menos que 347. Pero ella prefiere hablar de berberechos, fascismo, nazis y campos de concentración para explicar la debacle socialista del martes. Ni una reflexión sobre los 100.000 votantes socialistas que, según los demóscopos serios -no el CIS que una vez más ha hecho el ridículo- se han pasado a Ayuso desde las generales.
Ayuso ha crecido con ese votante y con la enorme bolsa de medio millón de ‘huérfanos’ de Ciudadanos. No ha crecido con los votos ‘ultras’ de Vox, por mucho que le pese a Calvo. Son miles de papeletas de autónomos, taxistas, hosteleros, camareros… que votaron Sánchez en 2019 y que ahora solo quieren poder trabajar y no pasar a las colas del hambre. Y los nuevos impuestos se ciernen ahora sobre ellos. No son fachas ni nazis, señora Calvo, y si no lo entiende, lo que suceda en las próximas elecciones le sorprenderá definitivamente.