Al español le va la marcha

Santiago González, santiagonzalez.wordpress.com, 10/5/12

El diario Gara anuncia en su portada la condena ratificada, pero menos, a los de Bateragune, que encabeza Arnaldo Otegi:

la decisión judicial «causa indignación en Euskal Herria y ensancha todavía más la grieta que progresivamente separa a la sociedad española de la vasca», ya que solo cabe interpretarla como «una patada al proceso de paz y un alarde de quienes desde posiciones involucionistas sueñan con volver a la situación anterior al 20 de octubre» (…)

«Se están empeñando inútilmente. Esta sentencia pone una vez más de relieve la necesidad de profundizar en la apuesta iniciada para articular políticamente esa mayoría social, y no hay sentencia posible que pueda paralizar eso»

Desde posiciones involucionistas, dice. Y que sueñan con volver a la situación anterior al 20 de octubre. O sea, cuando ETA les mataba, prueba evidente de que al español le va la marcha y añora las grandes certezas, de que su forma de pensar, sus creencias, su profesión, le hacen acreedor al coche bomba. Ese alarde lo ejecuta el Tribunal Supremo, un Supremo dividido, especifica, con el mismo matiz que emplea el diario El País para cuestionar la legitimidad del fallo, que, al parecer, está mejor expresado por la minoría y los votos particulares que por la mayoría de magistrados que suscriben la sentencia. No encontrarán un razonamiento simétrico en la decisión del Constitucional de legalizar Bildu por la mínima.

Hay algún rasgo común entre la argumentación de la izquierda abertzale y la que emplea LRA, en su análisis ‘Una sentencia fuera de contexto‘:

“la decisión del Tribunal Supremo no está a la altura del momento. Va a ahondar en el victimismo de la izquierdaabertzale. Va a aumentar el foso entre la opinión pública vasca y la española. Ha pesado más la presión de la ultraderecha política y mediática que el papel integrador y reinsertador que ha prestigiado a las instituciones democráticas españolas. Está claro que los tribunales españoles no pasan por sus mejores momentos.”

Chiudere in bellezza, se llama la figura, pero en lo esencial, LRA sostiene, como la IA, que el TS es instrumentalizado desde fuera, “ejecuta la decisión (de otros) de confirmar la condena”, dice Gara en un alarde de elegancia perifrástica. Lo bueno de LRA es que va al grano: El TS ha aceptado “la presión de la ultraderecha política y mediática”, una acusación más radical que la de Gara. No es el Estado, ni siquiera el Gobierno. Es la ultraderecha.

Santiago González, santiagonzalez.wordpress.com, 10/5/12