ABC 17/01/13
· Los yihadistas asaltan una planta de gas en el este argelino, colocan cinturones con explosivos a los rehenes y exigen la retirada francesa del país vecino.
· Capturados Entre los rehenes hay ciudadanos de Estados Unidos, Japón, Irlanda y Noruega.
Los terroristas de Al Qaida del Magreb Islámico (AQMI) dieron ayer el mayor zarpazo de su historia para tratar de demostrar al mundo que no será fácil acabar con ellos. Habían prometido vengarse del envío de tropas francesas para combatirlos frente a frente en Malí y no han tardado en cumplir su amenaza. La acción supone, además, un castigo a Argelia por ceder a París su espacio aéreo para la guerra, según señalaron los atacantes.
Un grupo de terroristas armados llegados en tres vehículos asaltaron en la mañana de ayer una planta de gas cerca de In Amenas, en el sureste de Argelia, y tomaron como rehenes a 41 trabajadores extranjeros –la cifra no ha sido confirmada por las autoridades de Argel– y a 150 argelinos. En el ataque murieron un argelino y un británico y podría haber un tercer fallecido de nacionalidad francesa.
Tras hacer una selección de los empleados, los terroristas apartaron a los argelinos, a los que prohibieron abandonar el complejo, y retienen bajo estrecha vigilancia a los extranjeros, entre los que hay ciudadanos de EE.UU., Japón, Irlanda y Noruega. Los captores hablan también de británicos y franceses y especifican que los norteamericanos en su poder serían siete. El Gobierno noruego confirmó el secuestro de 13 trabajadores de ese país y el de Dublín de uno. La empresa japonesa JGC informó de que cinco de sus empleados están entre los rehenes.
Uno de los secuestrados, contactado por teléfono por una cadena de TV francesa, aseguró que a algunos rehenes les han colocado cinturones con explosivos, y que habrían colocado cargas también en el complejo con la amenaza de hacer saltar todo por los aires si son atacados.
Un portavoz de Mojtar Belmojtar, un conocido e histórico líder de Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI), reivindicó la operación terrorista con una llamada a Nuakchot Info (ANI), una agencia de noticias mauritana que suele ser con frecuencia recurso informativo de los yihadistas. Los terroristas exigen la salida de las tropas francesas que desde el viernes les hacen frente en Malí y la liberación en el norte del país de un centenar de sus presos en cárceles argelinas, informa Afp.
Quieren, además, según Argel, salir con los rehenes del país. El Gobierno del presidente Abdelaziz Buteflika ya ha dicho que no negociará con ellos. Las instalaciones están rodeadas por el Ejército argelino, pero los terroristas amenazan con una matanza si hay un intento de liberar a los rehenes.
Un conflicto impredecible
La planta atacada, operada por British Petroleum (BP), la noruega Statoil y la argelina Sonatrach, está situada en el sureste de Argelia y cerca de Libia. El territorio libio es tremendamente inestable desde el levantamiento contra el difunto Muamar Gadafi, y frecuentado además por numerosas células yihadistas. La operación supone un serio órdago que obliga a muchos otros países, no solo a Francia, a centrar su atención en la región. El ataque extiende más allá de Malí una guerra antiterrorista cuyas consecuencias y duración son impredecibles.
Lo ocurrido ayer recuerda a lo vivido en esa misma zona en 2003, cuando 32 turistas europeos cayeron en manos de los terroristas entre febrero y marzo. Uno de los cerebros y principales responsables de los secuestros fue precisamente Mojtar Belmojtar.
El grupo estaba formado por alemanes (una mujer de esta nacionalidad murió durante el cautiverio), austriacos, suizos, un holandés y un sueco. De ellos 17 fueron liberados en Argelia en mayo. Los otros 14 , en agosto en Malí. En este segundo caso el negociador fue un conocido tuareg del norte del país, Iyad Ag Ghali, que hace unos meses fundó el movimiento yihadista Ansar Dine (Defensores de la Fe), que trata de imponer la «sharía» (ley islámica) y que hoy está enfrascado en la guerra contra el Gobierno de Bamako y las tropas enviadas por Francia.
Países como Francia o España han negociado la liberación de sus rehenes en el Sahara. Otros como Gran Bretaña o EE.UU. son contrarios al chantaje. El británico Edwin Dyer fue degollado en 2009 y su cuerpo ni siquiera ha sido entregado. Los otros tres rehenes que le acompañaban, dos suizos y un alemán, fueron liberados.
España obtuvo la libertad de cinco rehenes sin reconocer oficialmente el pago de unos rescates que nadie duda que se efectuaron. En las negociaciones, además del dinero, fue importante la liberación de presos yihadistas.
Los catalanes Alicia Gámez, Albert Vilalta y Roque Pascual fueron secuestrados en Mauritania en noviembre de 2009 mientras viajaban en una caravana con ayuda humanitaria. En pocos días ya estaban en territorio malí y en manos de Mojtar Belmojtar, que aparece incluso en alguno de los vídeos del momento en que se pone fin al cautiverio. Los cooperantes Ainhoa Fernández y Enric Gonyalons fueron capturados en los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf (sur de Argelia) el 23 de octubre de 2011. Los cinco quedaron en libertad tras pasar meses secuestrados en el norte de Malí. Allí fue también liberado el ciudadano francés Pierre Camatte en 2010, tras pagar una importante suma que París tampoco ha reconocido.
ABC 17/01/13