ABC, 9/7/2011
Como ya ocurrió en 2007, el futuro político de Álava se resolvió ayer sobre la bocina y por la mínima. El PP, la fuerza más votada en la provincia el 22-M, gobernará la capital, Vitoria, y la poderosa Diputación Foral, desde la que aspira a ejercer de contrapeso al soberanismo vasco.
La investidura de ayer del candidato popular Javier de Andrés como nuevo diputado general de Álava fue posible gracias al apoyo del PSE, con el que sumó 25 escaños, uno más que el binomio PNV-Bildu, 24. Esa mayoría simple obligará al PP a «hacer malabares» para gobernar la legislatura, «como a todos», según puntualizó un alto dirigente del partido, que recordó que PNV, en Vizcaya, y PSE, en el Gobierno vasco, también necesitan su apoyo para gobernar.
Enfado nacionalista
La sesión de investidura vino precedida por la anodina decisión de Ezker Batua (la marca vasca de IU) de dejar en manos de su militancia la dirección de su voto. Al final, las dos junteras de EB desterraron toda opción de los nacionalistas de volver a derrocar a De Andrés, vencedor también hace cuatro años. Precisamente, el debate en el pleno del legislativo alavés estuvo plagado de recriminaciones del PNV y Bildu a la coalición izquierdista por haber permitido que la «derecha más rancia de Europa» gobierne el territorio. El candidato nacionalista y diputado general saliente, Xabier Agirre, denunció que EB les pidió «dinero»y «puestos» para colocar a «39 afiliados» a cambio de su apoyo a la reelección. Minutos después de la votación y a semejanza de lo ocurrido por la mañana en Extremadura, el coordinador general de EB, Mikel Arana, se mostró «sorprendido e indignado» con la votación y situó fuera de la organización a las dos junteras.
Con lo ocurrido ayer, el sector soberanista del PNV confirma su descalabro político tras la pérdida de Guipúzcoa y Álava, en manos de Bildu y PP, respectivamente. El partido de Urkullu ha pasado de gobernar las tres diputaciones forales a hacerlo únicamente en Vizcaya, donde el ala más pragmático del partido sí conserva la hegemonía. La incógnita ahora será el rumbo que tome Sabin Etxea, cuyos órganos ejecutivos debe renovar en otoño, incluido el sillón de Urkullu. «Habrá que ver si el PNV apuesta por construir en positivo o tirarse al monte otra vez», resumía ayer otro cargo del PP alavés, que confirma el acierto del mensaje de Basagoiti.
Oxígeno para el lendakari
La irrupción de los populares en el complejo tablero institucional vasco otorga cierto oxígeno al lendakari, Patxi López, cuyo ejecutivo es asediado por el avance del soberanismo de Bildu y el propio PNV. Además, el PP, tras recuperar el ayuntamiento de Vitoria y la Diputación alavesa, mejora su posición en la Caja Vital, en un momento decisivo en el que se está negociando la fusión de las cajas vascas.
El nuevo diputado general ofreció a los grupos diálogo para buscar mayorías «amplias, sólidas y transversales», pero advirtió a los once procuradores de Bildu de que su relación con ellos está condicionada a que rechacen a ETA. Tras igualar el registro alcanzado en 2003 por Ramón Rabanera y Alfonso Alonso, los populares se mostraron ayer visiblemente satisfechos con el resultado.
ABC, 9/7/2011