Antonio Casado, EL CONFIDENCIAL, 24/11/11
n par de horas de inmersión en la cabina de mandos del PP dan para dejarse convencer de que, como viene diciendo y volvió a decir al todavía presidente, Rodríguez Zapatero, en su encuentro de ayer en Moncloa, Mariano Rajoy quiere contar con todos. Aunque solo sea por el derecho a los cien días de gracia que ni siquiera han empezado a correr, vale la pena confiar en su presunta renuncia al rodillo parlamentario.
“Será una mayoría absoluta que se ejercerá como si no lo fuera”, te dicen. En la reunión del comité ejecutivo del día después, Rajoy estuvo especialmente pertinaz en la advertencia de que se dispone a dar juego a todos los grupos parlamentarios, “especialmente a los socialistas”. Con una excepción: Amaiur, donde militan los amigos políticos de ETA (todos los que son, aunque no lo sean todos los que están). Pero hay un problema previo de carácter técnico, contenido en esta duda que abrigan los componentes del estado mayor de Génova: ¿debemos impedir que Amaiur forme un grupo parlamentario? Hay división de opiniones, como vamos a ver.
Unos se remiten a las generales de la ley: “Podrán constituirse en grupo parlamentario los diputados que hubieran obtenido un número de escaños no inferior a cinco y, al menos el 15% de los votos correspondientes a las circunscripciones en que hubieren presentado candidatura” (artículo 23 del reglamento del Congreso). Algo que Amaiur cumple si se excluye Navarra, donde no llegaron a alcanzar ese umbral del 15 % .
El ‘pero’ navarro, aunque tenga los 5 diputados requeridos si nos ceñimos a las tres circunscripciones vascas, puede ser el pretexto para dar luz verde al grupo parlamentario de UPyD, que cumple con los cinco diputados pero no con la otra condición: “O el 5% de los votos emitidos en el conjunto de la Nación”. Al partido de Rosa Díez le faltan más o menos los mismos votos para llegar a su 5% nacional que los que le faltan a Amaiur para llegar a su 15 % navarro.
La polémica está servida entre las personas que forman el primer círculo de confianza de Mariano Rajoy. Uno de los más próximos dice sin rodeos: “Deberíamos impedir que Amaiur tenga grupo parlamentario y facilitar que lo tenga UPyD”, aunque reconoce la división de opiniones en el equipo de Rajoy, donde, en todo caso, es unánime la decisión de excluir a Amaiur de la agenda de relaciones políticas del futuro Gobierno. La idea es ignorar a sus representantes, como si fueran transparentes, mientras sigan sin condenar expresamente a ETA y sin pedir su disolución.
Polémica decisión que dará mucho que hablar. Personalmente pienso que convertir a Amaiur en la excepción de la prometida apertura del PP al diálogo político con todos puede traer males mayores. Sin embargo, los argumentos de Génova son irrebatibles. El Rey está obligado a la neutralidad institucional. El Gobierno, no. A diferencia de don Juan Carlos, que sí recibirá a Amaiur en su ronda previa a la designación del candidato a la Moncloa, Mariano Rajoy no tiene por qué darle juego como presidente del Gobierno. Puede equivocarse políticamente o puede acertar, pero está en su derecho de hacerlo.
Antonio Casado, EL CONFIDENCIAL, 24/11/11