Amarauna, los espías de ETA

EL CORREO  03/08/14

· La banda planeó, bajo el mando de ‘Ata’, crear una ‘red de inteligencia’ en Euskadi

ETA planteó a finales de 2009 la creación de una red de espionaje en el País Vasco bautizada como «Amarauna» (tela de araña) con el objetivo de «tener ojos y orejas en todos los pueblos», según señala un documento incautado a la banda, y que ha trascendido ahora, en el que describe el proyecto. La existencia de este plan fue desvelada por el juez Javier Gómez Bermúdez, titular del Juzgado Central de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional, en el auto de procesamiento contra varios abogados de presos etarras y otros acusados de formar parte de la estructura de control de los reclusos de la banda. Entre las acusaciones formuladas por el juez contra la letrada Arantza Zulueta está la de haber sido elegida por ETA para dirigir Amarauna.

La acusación se sustenta en los documentos que la Guardia Civil descubrió cuando efectuó las detenciones de los presuntos miembros de Halboka (la estructura de control de los presos) en 2010. Una de las personas arrestadas en aquella operación fue, precisamente, Zulueta. La red nunca se puso en marcha.

Cuando se planteó la creación de Amarauna en 2009, la banda estaba dirigida por Mikel Karrera, ‘Ata’. En una comunicación dirigida a ‘Bixer’, uno de los apodos que el juez atribuye a Arantza Zulueta, la dirección etarra informaba que quería «organizar lo que hemos llamado red Amarauna, la cual se abrirá a todos los pueblos de Euskal Herria». «Esa red –indicaba el mensaje– cumpliría la función de ‘servicio de inteligencia’ de la Organización (sic). La Organización tiene que tener ojos y orejas en todos los pueblos».

El texto, al que ha tenido acceso la agencia Vasco Press, explicaba que «la información tiene que llegar a la Organización desde todos los niveles» y detallaba qué tipo de datos se requerían: desde propuestas de nombres para captar a nuevos activistas a informes sobre empresarios para someterlos a extorsión, pasando por lo que denominaban «información operativa sobre objetivos»; es decir, datos de personas que podrían ser víctimas de la organización terrorista. Para poner en marcha esta red, ETA consideraba necesario «conseguir el compromiso de los diferentes compañeros que están en la izquierda abertzale».

La cúpula etarra anunciaba a ‘Bixer’ que había decidido hacerle responsable de la creación de esa red, «visto tu perfil, teniendo en cuenta que llevas muchos años trabajando en la Organización». También valoraban que ‘Bixer’ tenía «bastantes conocidos y contactos».

En más de 200 pueblos
En un segundo documento, ETA reflejaba de una forma esquemática los planes para configurar Amarauna, que debía estar en funcionamiento a finales de 2009. Proponía poner en marcha «la base estructurada legal [no fichada] de mañana de la Organización» y montar la ‘red de inteligencia’. Suponía una reorganización del grupo terrorista, que buscaba la forma de «aligerar las necesidades, cargos y movimientos de la estructura clandestina».

La red de espionaje pretendía tener una doble estructura: la primera, de carácter territorial, mediante la presencia de informadores en las localidades y los barrios. La segunda, de carácter sectorial, estableciendo chivatos en universidades, la banca, el sindicalismo, la administración, el deporte… El plan consistía en que cada miembro de la red rellenara un informe, según un modelo que se le entregaría previamente, y lo enviara a través de su enlace correspondiente a la cúpula de ETA. El informe contendría datos de carácter político, pero también datos válidos para la extorsión, cometer atentados, realizar captaciones o conseguir material.

«Para algunas personas de Amarauna ser miembros de la red será la confirmación de su pertenencia a ETA –indica el documento–. Para otros será la forma de ‘ayudar’ a la Organización y, por tanto, la pertenencia a Amarauna será ambigua».

La prioridad a la hora de poner en marcha Amarauna era crear la estr uctura territorial infiltrando a miembros de la red en decenas de localidades. En una primera fase, prevista desde el verano hasta diciembre de 2009, ETA quería tener informadores en 52 localidades o barrios guipuzcoanos, en 32 de Álava, en 25 de Navarra, en 33 de Bizkaia y en 17 del País Vasco francés. Las previsiones para 2010 contemplaban cerca de 240 municipios dentro de la tela de araña.

La puesta en marcha de Amarauna en el segundo semestre de 2009 comenzaba con la elaboración de su diseño teórico durante el verano, tras lo que seguiría la elección de coordinadores que se ocuparían de enlazar con los militantes de base encuadrados en la estructura. Entre los meses de octubre y diciembre se harían las captaciones de quienes debían formar parte de la red que, de inmediato, tendrían que ponerse a escribir informes.

El guión para los informes incluía preguntas sobre la situación política, sobre empresas –tanto las que podían ser extorsionadas como las afines, «las que son nuestras», según precisaba ETA –, sobre «los ricos, los señoritos, la gente conocida o sus familiares (los vip)» y policías, militares, jueces, «chivatos, mafiosos, traficantes, zonas de tráfico de drogas y de gentuza»…

A la dirección etarra le interesaba también tener información sobre «la gente que realmente estaría dispuesta a darlo todo en la Organización», personas que pudieran dar alojamiento a los terroristas o lo que llamaba «vinculados a la especialización», capítulo en el que incluía desde mecánicos, informáticos y «culturetas» hasta «la gente discreta que pudiese estar dispuesta a guardar cosas», aquellos capaces de «conseguir información por el trabajo» y «gente que pueda llegar a las grandes bases (la administración)».