Entrevista a ANA IRIBAR / Viuda de Gregorio Ordóñez, EL CORREO 22/01/14
· «Ni rastro de humildad, de arrepentimiento, ni compasión. Su actitud delata a los presos».
· «Nunca he sentido odio. El victimismo, el daño y el odio vienen de la izquierda abertzale» «¡Dios mío! ‘Convivir todas las sensibilidades’. Me divierte cómo usan la palabra ‘sensibilidad’».
· La viuda del concejal del PP en San Sebastián, de cuyo asesinato se cumplen mañana 19 años, es muy crítica con las decisiones del Gobierno sobre los presos de ETA.
Mañana se cumplirán 19 de años del asesinato del concejal del PP Gregorio Ordóñez. ETA le mató de un tiro en la nuca un mediodía mientras almorzaba en un restaurante de la Parte Vieja donostiarra. Entonces tenía 37 años y un hijo de solo 14 meses. Javier ha tenido que crecer sin su padre. Pero el empeño de una madre luchadora hizo que ese niño tuviera siempre presente la figura paterna. «Fue para él como el héroe de un cuento», recuerda su viuda Ana Iríbar, que pasa un período estudiando inglés en la localidad británica de Canterbury y por tanto no asistirá este año al homenaje. Reconoce que le sorprende la política penitenciaria del Gobierno de Rajoy. «No pienso votarle más», confiesa. Y si por algo sigue peleando esta mujer que vio cómo su vida se rompía en mil pedazos es porque su marido y el resto de las víctimas «no caigan en el olvido».
– Han pasado 19 años desde que ETA asesinó a su marido. ¿Cómo se encuentra?
– No importa cuanto tiempo haya pasado, siempre echaré de menos a Gregorio Ordóñez; al marido, al amigo, al padre y por supuesto, al político, al líder.
– Su hijo tenía entonces 14 meses y ha crecido con el recuerdo de su padre pese a su ausencia. ¿Cómo lo ha vivido?
– Para mí es muy triste vivir especialmente la ausencia del padre. Pienso en cuántos momentos hermosos se han perdido el uno del otro. Es una ausencia irremplazable. Tanto Gregorio como Javier son dos hombres formidables, estoy segura de que habrían disfrutado y aprendido mucho juntos. En gran medida, su asesinato es por ello imperdonable.
– Familia y amigos se reúnen mañana en el cementerio de Polloe para recordar un año más a Gregorio. Una fecha que este año ha sido elegida por el PP vasco para homenajear también a todas sus víctimas del terrorismo. ¿Qué le parece que los populares hayan elegido este día para celebrar un acto en el Kursaal?
– Creo sencillamente que la labor de los partidos políticos es hacer política, como hacía Gregorio Ordóñez, que lejos de encerrarse en actos de exaltación partidista abría día a día las puertas de su despacho para solucionar los problemas diarios que sufría la gente corriente.
– ¿Le molesta que en este homenaje no se haya invitado a intervenir a ningún miembro de la familia Ordóñez?
– En absoluto. Yo nunca he pertenecido al PP, no veo por qué tienen que invitarme a intervenir en un acto del partido.
– ¿Volvería a San Sebastián en la situación actual, es decir, con la izquierda abertzale en la alcaldía?
– Siempre que quiera podré volver a San Sebastián (vive en Madrid), independientemente de quién gobierne la ciudad. Sigue siendo mi ciudad, siguen viviendo en ella parte de mis amigos, mi familia. Podrá parecerme inmoral que EH Bildu gobierne la ciudad por la que tanto trabajó Gregorio Ordóñez, pero seguirá siendo San Sebastián.
– Y su hijo, ¿mantiene relación con la ciudad? – Muy poca la verdad.
– ¿Ha sentido usted mucho odio?
– No. Nunca he sentido odio. El odio, el daño, el miedo, el resentimiento, el victimismo… vienen precisamente de esa izquierda abertzale que hemos mencionado anteriormente y del nacionalismo excluyente. Son ellos los que odian y temen, por eso han asesinado a hombres valientes como Gregorio Ordóñez. Gregorio decía que son una panda de amargados y, entre otras muchas cosas, eso es lo que son.
– ¿Cómo ha vivido la excarcelación masiva de presos de ETA tras la derogación de la ‘doctrina Parot’?
– Siento profundamente el desconsuelo de las familias afectadas, me uno al dolor de los familiares de las víctimas. Y lamento el hecho de que la justicia, los tribunales y jueces puedan participar en mayor o menor medida en el juego de la negociación política que el Gobierno de Rodríguez Zapatero inició con ETA. Los presos de ETA podrán salir a la calle, tener los mismos derechos que yo, pero pasarán a la historia como lo que son, terroristas. Su actitud además les delata. Ni rastro de humildad, de arrepentimiento, de compasión. Gregorio Ordóñez será siempre el hombre valiente, honesto, leal, el héroe que defendió la paz y la libertad de todos.
– ¿Se siente defraudada por la política penitenciaria que está llevando a cabo el Gobierno de Mariano Rajoy? – Me siento tan sorprendida que no pienso votarles más.
– ¿Y con el PNV que acudió junto a la izquierda abertzale a la manifestación de Bilbao?
– Nada nuevo bajo el sol; el PNV siempre ha abrazado a esa ‘izquierda abertzale’ con la cordialidad que le caracteriza. Eso sí: después de cada atentado, hasta el PNV se planteaba «aislar a los violentos», ¿recuerdan esa frase? Pues ahora, entre jueces, partidos y votantes han conseguido que «los violentos» estén de nuevo en las instituciones, como uno más. Un pequeño paso más en ese gigantesco proyecto de normalización de Euskadi.
– ¿La política penitenciaria debería ser igual ahora que ETA no mata que cuando sí lo hacía?
– La política penitenciaria debería resumirse en la vigilancia del cumplimiento de las condenas de los delincuentes, especialmente de los terroristas. Esa idea de que antes sí lo hacía pero ahora ya no lo hace, ¿qué quiere decir exactamente? ¿Van a resucitar los muertos?
– ¿Pero qué requisitos tendrían que cumplir los presos para que el Gobierno flexibilizara su postura, en el caso de que tuviera que hacerlo?
– Creo que el Gobierno debería centrarse más en cumplir las leyes que promulga, como la última relacionada con las víctimas del terrorismo, y trabajar para que la Justicia, ese pilar fundamental de cualquier sociedad democrática que se precie, sea una realidad independiente en este país. Primero, resolvamos los más de 300 casos de asesinatos de ETA pendientes de esclarecer, pidamos a los terroristas encarcelados que colaboren para investigar esos casos pendientes. Y después, solo espero que los responsables de tantos crímenes puedan ser juzgados y que cumplan la condena que les corresponda para que las familias de quienes han sido asesinados puedan por fin encontrar la paz. Esta es la paz que tanta falta nos hace en este país.
«Que se quedaran en casa»
– ¿Qué pensaría Gregorio Ordóñez de todo lo que está ocurriendo?
– Gregorio Ordóñez dejó de pensar cuando fue asesinado por ETA; lo que pensaría ya quedó dicho.
– ¿Aceptaría que algún miembro de EH Bildu acudiera a algún acto de homenaje a su marido?
– Preferiría que se quedaran en su casa la verdad… o que visitaran a algún compañero preso. Seguro que esto último les resulta de más interés. – Se muestra muy crítica con los partidos cuando hablan de «una convivencia con todas las sensibilidades para así poder avanzar hacia la paz». ¿Cómo lo plantearía usted?
– ¡Dios mío! «convivencia con todas las sensibilidades hacia la paz…». Me divierte el término «sensibilidades» aplicado para describir la realidad social vasca. En Euskadi hemos convivido, por un lado, una masa social asustada y por otro, una organización terrorista que mataba sin cuartel a policías, políticos, periodistas…., agazapada tras un partido político que hoy mantiene vigente su proyecto político. Bajo la responsabilidad del partido nacionalista/socialista en el Gobierno autónomo. Solo podemos avanzar hacia el absurdo. Sobre todo, cuando el PNV ha podido hacer tanto y ha hecho tan poco por construir una sociedad realmente cohesionada, solidaria y fortalecida frente a la amenaza terrorista. Nos sigue faltando sensibilidad, pero democrática.
– Su marido fue concejal del PP. ¿Se identifica usted con este partido?
– Solo me he identificado con Gregorio Ordóñez, como tantos vascos en Euskadi.
– ¿Qué opina del nuevo partido político Vox? ¿Tendrían cabida los defraudados con la política del PP?
– Tendrán cabida cuantos se sientan identificados con el nuevo proyecto.
Entrevista a ANA IRIBAR / Viuda de Gregorio Ordóñez, EL CORREO 22/01/14