El PSE pide «no sacralizar» la ponencia de paz y abre la puerta a buscar nuevos foros

EL CORREO 22/01/14

· Insiste en que lo importante es mantener la firmeza con la izquierda abertzale y exigir que asuma el «suelo ético».

Con el argumento de que lo importante no son los instrumentos, sino los principios, el PSE considera que el énfasis que está poniendo el PNV en «sacralizar» la ponencia de paz del Parlamento vasco como el órgano fundamental para consolidar el final del terrorismo no tiene sentido. Los socialistas vascos insisten en que no volverán a ese órgano, que abandonaron a principios de septiembre, hasta que la izquierda abertzale asuma el ‘suelo ético’ pactado en la pasada legislatura. Y uno de sus principios más destacados, recuerdan desde el PSE, es que Sortu reconozca «el mínimo compromiso de que la violencia nunca debió tener lugar en Euskadi» y «de la injusticia del terrorismo» cometido por ETA.

La posibilidad de que el PSE regrese a la ponencia de paz ha circulado durante las últimas semanas como un rumor insistente. Supondría un espaldarazo hacia un órgano paralizado desde verano y en el que sólo están presentes PNV y EH Bildu. De hecho, los jeltzales recalcan que la vuelta de los socialistas sería fundamental para impulsar una ponencia que consideran vital para cerrar el ciclo de la violencia de ETA.

Pero el PSE no lo ve tan claro. La formación liderada por Patxi López considera que no se puede centrar el debate en el escenario, sino en el contenido, e insisten en que lo importante «no es lograr acuerdos con la izquierda abertzale, sino el fondo de los mismos». En este sentido, añaden que están dispuestos a «esperar todo el tiempo que haga falta» a Sortu, pero que no están dispuestos «a dar un sólo paso atrás» en los compromisos adoptados en la pasada legislatura en la misma ponencia de paz, que fueron debatidos en marzo de 2013 en el Parlamento en un pleno monográfico «sobre los pasos que se deben dar para la resolución del conflicto político» y que recibieron el apoyo de PNV, PSE y PP.

Para los socialistas, aquellas conclusiones siguen siendo inamovibles, «y mientras la izquierda abertzale no las asuma, volver a la ponencia no está en nuestra agenda. El PNV ya se puede olvidar de ello». A estos recelos ha contribuido la noticia de que el propio lehendakari se había reunido con Sortu para entregarle un documento con los pasos que, según el Gobierno, deberían producirse para dar por finalizada la violencia terrorista. Entre ellos, la necesidad de que ETA anunciase un desarme inmediato.

Para los socialistas, el PNV habría querido utilizar la ponencia para dar impulso al texto presentado a la izquierda abertzale y rentabilizarlo políticamente. «Nos queda claro que la ponencia era una comparsa para ellos y nosotros, parte de esa comparsa, nos reafirmamos en lo de no ir», recalcaron desde el PSE.

Aun así, desde la ejecutiva socialista, que ayer se reunió en San Sebastián, no descartan que en un momento dado puedan volver al foro parlamentario, «pero no depende de nosotros». De hecho, recalcan que poner el foco en la utilidad de la ponencia «no tiene sentido». Y abren la puerta a otros posibles espacios para lograr acuerdos que impliquen a la antigua Batasuna. Uno de los ellos puede ser el próximo debate parlamentario para impulsar el Instituto de la Memoria y la Convivencia.

Bases sólidas

A principios de octubre, el proceso para crear este centro superó el primer trámite parlamentario con los votos a favor del PNV, PSE y EH Bildu. Aunque la coalición abertzale mostró su discrepancia con alguno de los contenidos del proyecto, aceptó debatir sobre su puesta en marcha. Y los socialistas vaticinan que puede ser un posible marco para tejer unas bases sólidas que ayuden a cerrar de forma definitiva el final del terrorismo.

Desde el PSE se mantiene que el comunicado del colectivo de presos reconociendo el daño causado y asumiendo la legalidad para obtener beneficios penitenciarios fue algo positivo. Otra cosa son los ritmos. Y por eso los socialistas creen que la exigencia a los independentistas tiene que mantenerse inamovible.

EL CORREO 22/01/14