JUAN CARLOS VILORIA-EL CORREO

  • Las consecuencias de la guerra de Ucrania son todas adversas para el Gobierno

Pedro Sánchez acaba de reafirmarse en su intención de agotar la legislatura para desmentir los tambores de adelanto electoral que ya suenan. Desmentido que no quiere decir nada. Porque la prerrogativa personal e intransferible que tiene el presidente del Gobierno para convocar a las urnas comporta un factor sorpresa que da ventaja sobre la oposición y que, por supuesto, Sánchez nunca va a regalar a sus adversarios. A favor de adelantar los comicios generales, que como fecha tope podrían fijarse el 10 de diciembre de 2023, está un horizonte de crisis económica, debilitamiento progresivo del ‘equipo Frankenstein’ y un Partido Popular en reconstrucción.

La intuición y la reflexión podrían llevar a Sánchez a llamar a los españoles a votar antes de que las cosas se pongan peor. La crisis derivada de la invasión de Ucrania es de consecuencias imprevisibles, pero todas adversas al Gobierno. Encarecimiento de la vida, congelación salarial, precios inasumibles de la energía… Todo eso puede desembocar en un malestar de sectores clave de la economía como el transporte, los autónomos, el campo, de indudable impacto electoral. La fragmentación a la izquierda del PSOE por la crisis interna de Podemos y el liderazgo sin consolidar de Yolanda Díaz puede ir a peor cuando su potencial electorado compruebe que ‘No se puede’. No se puede contener el precio de la luz, el del gasoil, los alimentos; y llenar la cesta de la compra o el depósito del coche acaba siendo un lujo. El tiempo y la agudización del malestar social, por el contrario, benefician al nuevo liderazgo de Núñez Feijóo, que lo que necesita precisamente es tiempo y argumentos para hacer una oposición muy a pie de obra.

El inquilino de La Moncloa tendrá además en cuenta que a España le corresponde ser anfitrión de la cumbre la OTAN primero y ostentar la presidencia semestral de la Unión Europea después. Con Podemos haciendo manifestaciones contra la OTAN, el evento quedaría muy deslucido. Todavía estamos por ver las masivas manifestaciones de la izquierda estatal o independentista defendiendo los derechos humanos de millones de desplazados, niños bajo las bombas rusas, y la soberanía e identidad ucranianas masacradas. Esos derechos humanos que tanto reclaman cuando coinciden con sus objetivos políticos.

Pero los adelantos electorales tienen un alto riesgo y algo de moneda al aire. A Díaz Ayuso le salió cara; a Mañueco, cruz. Hay dos ‘expertos’ que vaticinan el adelanto: Pablo Iglesias, cerebro de la moción que llevó a Sánchez a La Moncloa, y el PNV, experto en supervivencia política haga el tiempo que haga.