EL CORREO 17/03/13
ENTREVISTA ANTONIO BASAGOITI
Antonio Basagoiti confiesa que su «meditada» decisión de poner fin a su carrera política es «irrevocable». Antes de hacer efectiva su retirada, el presidente del PP vasco quiere dejar «zanjados» los Presupuestos de Urkullu, que se votan en mayo, y la ponencia de paz, temas en los que se declara «implicado hasta las cejas». Aunque se resiste a anunciar los plazos, pactará su salida con su partido «cuando toque» con el fin de dejar «paso a otros» camino de las elecciones municipales y forales. Entonces, él saldrá «con la cabeza muy alta».
– Un día después de las autonómicas del 21 de octubre, anunció que no volvería a presentarse para liderar el PP. ¿Se arrepiente de haber enseñado tan pronto sus cartas?
– En absoluto. Tengo muchos defectos, pero siempre he ido de cara. Lo tenía pensado hacía tiempo y lo quise decir así. Responde a un planteamiento racional y sopesado.
– ¿Ha sentido presiones, vértigo? – Ni vértigo ni nada. He sentido la tranquilidad de asumir con normalidad que una etapa de mi vida se cerrará. Y cumplir con una máxima: en la política se está de paso, se está para servir, como dirían los jesuitas. Ese momento se producirá cuando lo decidamos mi partido y yo. Entonces habrá que dar paso a otros para la siguiente candidatura a lehendakari y la presidencia del PP vasco. Siento que estoy cumpliendo una etapa de mi vida que ha sido larga y de la que todavía queda algo. Pero que no es para jubilarse en ella.
– ¿Cómo se enfrentará sin flaquear a los retos pendientes, asumiendo que afronta su última etapa?
– Mi motivación diaria es culminar todo lo que he hecho en política en los últimos años: el fin de ETA, la apertura de un partido que tiene que ser capaz de llegar a acuerdos con los demás partidos democráticos, conseguir que vayan saliendo personas distintas a las de años anteriores y reimplantarnos en la sociedad después de muchos años de retraimiento por la existencia del terrorismo.
– Tiene por delante dos importantes asignaturas: la ponencia de paz y los Presupuestos. ¿Le gustaría dejar resueltos ambos temas antes de hacer efectiva su retirada?
– Los voy a zanjar yo, sin ninguna duda, porque no voy a dar ninguna espantada. Los voy a cerrar yo porque son dos temas muy importantes no sólo para mi partido, sino para la sociedad vasca. Tengo esa obligación. Estoy implicado en ellos hasta las cejas, aunque puede que en los últimos tiempos no haya estado públicamente tan visible. La verdad es que he estado llevando un montón de asuntos de control del partido, negociaciones con otros líderes y reuniones con el presidente del Gobierno. La decisión sobre ambos temas será mía, espero que para bien.
El legado
– ¿Serán su legado?
– Mi legado, cuando toque, espero que sea mucho más amplio. Mi legado tiene que ser el de una persona que intentó mejorar Bilbao y el País Vasco, y que dio una parte de su vida por unas ideas que pretendían que los vascos fuésemos un poco más libres y que mi partido fuese visto y tratado con normalidad.
– PNV y PSE han pospuesto la ponencia de paz después de que EH Bildu insistiera en el «origen político» de los asesinatos de ETA. ¿Avala esa decisión sus profundas cautelas sobre la izquierda abertzale?
– Sobre todo avala que aquí no habrá avances si no nos ponemos de acuerdo PP, PNV y PSE. Hay que buscar unas bases mínimas de exigencia hacia Sortu y el mundo de Batasuna. Una vez que ellos han tenido que hacer el camino legal para poder estar en las instituciones, han dado un frenazo muy importante. No es que estén haciendo un mal relato del terrorismo; están justificando los asesinatos de ETA. Lo que está diciendo Mintegi con una voz más suave que otras es que las víctimas estuvieron bien asesinadas para conseguir sus logros políticos. Eso es una aberración y nos demuestra que no nos podemos relajar. Estoy convencido de que si nos unimos Urkullu, López y yo, ese mundo acabará teniendo que condenar el terrorismo, rechazándolo y dando un paso necesario para cerrar bien la etapa negra de ETA.
– En sus estatutos ya rechazan la violencia.
– Pero demuestran que al llegar a las instituciones se les olvida todo. Han vuelto al discurso más clásico y justificador de ETA. Y se ha producido una penosa involución de EA y Aralar, que ahora no dicen ni mu de las justificaciones de los atentados.
– ¿Ha hablado con Aintzane Ezenarro, promotora de la ponencia de la legislatura pasada?
– Me he cruzado algún mensaje, pero no voy a hablar en su nombre. Sólo digo que sería una pena dar un paso atrás después del esfuerzo que hizo Aintzane para que el mundo de la izquierda abertzale fuera consciente de que ETA era injustificable.
– El PP vasco también se la juega. Si renuncia a participar en la ponencia, eso supondría dejar fuera al Gobierno de Rajoy.
– No pueden aislar al PP. Gobierna en España, tiene la política penitenciaria y decide las líneas del fin de ETA. Lo más eficaz es que nos unamos PP, PSE y PNV en un acuerdo de mínimos que obligue a Batasuna a moverse hacia la crítica al terrorismo.
– El PP definirá su postura tras el debate parlamentario sobre «la resolución del conflicto» convocado por EH Bildu. ¿No es demasiado arriesgado fiar su posición a una discusión en la que su partido igual tiene que escuchar cosas incómodas del PNV y PSE, partidarios de una política penitenciaria más flexible?
– La política penitenciaria no es la clave. Son necesarios unos cimientos sólidos, al menos como los que dejó Aintzane Ezenarro. No busco tanto que EH Bildu haga grandes autocríticas, porque ya estamos viendo que no están ahí. Busco que entre los tres principales partidos del país les traslademos exigencia.
– La semana que viene también es crucial para la ‘doctrina Parot’, pendiente del fallo del Tribunal de Estrasburgo. ¿Qué espera de él?
– Me gustaría que la doctrina continuase. Por justicia. No se puede contemplar la misma pena para uno que ha dado un palo en una gasolinera que para otro que ha matado a 22 personas. Quitarla sería tanto como si hubiera tarifa plana en el asesinato. Lo mismo uno que veinte. Además, puede ser eficaz para que la gente que quede en ETA se dé cuenta de que tiene que entregar las armas y no esperar indultos.
– ¿Podría reeditarse el pacto por la estabilidad sellado entre el PP y PNV en la negociación sobre los Presupuestos de Urkullu?
– Podría, pero a día de hoy hay fumata negra. Sin embargo, Euskadi necesita fumata blanca con los Presupuestos porque nos estamos jugando el país, empezando por la gente que necesita las ayudas sociales y pasando por la industria vasca.
– Para salvar la alianza institucional, usted limó diferencias cara a cara con Andoni Ortuzar. ¿Con las cuentas vascas sería necesario que usted y Urkullu se reunieran?
– Soy un poco más generoso. Urkullu debería sentarnos a López y a mí en Ajuria Enea en busca de ese acuerdo de mínimos que suponga nuestra abstención a cambio de mejorar las cuentas. Si no lo hace, es que no está capacitado para liderar el país.
– El PNV y el PP suman 37 escaños, a falta de uno para la mayoría absoluta. ¿Qué hará UPyD, que rompe los empates en el Parlamento?
– Si el PNV abandona las tensiones soberanistas, podríamos abstenernos. Pero no voy a hacer juicios sobre UPyD, que demuestra su demagogia tratando de engañar a cuatro incautos por tres votos. PNV, PSE y PP somos sensatos. Y Bildu está en la edad de piedra, hablando como el delegado de Hugo Chávez.
Corrupción, «pena y asco»
– ¿Hasta qué punto le han afectado los casos de corrupción en Madrid en su decisión de retirarse?
– Cuando adopté mi decisión no había explotado el ‘caso Bárcenas’. Veo con preocupación el descrédito de la política, que ha provocado que los ciudadanos nos miren como si todos fuéramos sospechosos. Y eso no es justo. De todos modos, si no limpiamos los partidos, la gente nos va a sacar a gorrazos. Me da pena y asco lo que veo. Hemos llegado al populismo con UPyD y los indignados.
– ¿Qué siente al escuchar «que no, que no, que no nos representan»? – Pena. Sé que hay un motivo por la crisis y las manzanas podridas de los partidos, pero alguien se tiene que dedicar a los asuntos comunes. Esto no puede acabar como una comunidad de vecinos en la que nadie quiere ser el presidente y hay que designarlo por sorteo. Reivindico la política honesta y vocacional.
– A raíz de los escándalos, la dirección nacional del PP ha pedido a sus ‘barones’ autonómicos la declaración de patrimonio. ¿Se la han solicitado a usted?
– Sí, pero yo difundí hace año y medio por Twitter mis saldos en cuentas corrientes, bienes inmuebles y propiedades. Lo importante en un político no es su patrimonio actual. No es la foto; es la película. Lo importante es ese político que entra de concejal en un ayuntamiento con un piso en alquiler y un ‘Renault’ y sale de parlamentario veinte años después con un ‘Mercedes’, chalés y barcos. Yo, cuando me toque salir, saldré con la cabeza muy alta. No tengo barco, ni chalés ni ningún bien distinto a los que tenía al entrar.
– ¿Le importaría desvelar con qué entró y con qué saldrá?
– Entré con un piso con hipoteca en la calle Castaños de Bilbao, con un coche ‘Fiat’ y con una ‘Vespa’. Cuando me vaya, saldré con un piso con hipoteca en Abando, con un ‘Skoda’ y con una ‘Gilera’. Y eso se corresponde absolutamente con mi trabajo y el de mi mujer.