EL CONFIDENCIAL 17/04/03
FEDERICO QUEVEDO
Da igual la tertulia que sea, en radio o en televisión, o la columna de opinión de cualquiera de los legionarios mediáticos de la izquierda… El mensaje siempre es el mismo: el Gobierno del PP ha mentido, está conduciendo a los ciudadanos a la miseria, luego está deslegitimado para gobernar y los ciudadanos están legitimados para protestar en la calle e, incluso, para escrachear a los diputados y otros cargos públicos del PP. Los argumentos que desde los despachos de prensa de la calle Ferraz se pasan a los tertulianos afines parten de una premisa que es cierta: la situación económica ha empeorado y eso ha elevado los niveles de miseria. Negar lo contrario sería absurdo, pero por supuesto olvidan esos argumentos que toda esa miseria no se ha generado bajo el Gobierno del PP, sino que este la ha heredado del anterior Ejecutivo socialista.
Pero da igual, para los objetivos del agit prop hay que mentir o, al menos, ocultar una parte sustancial de la verdad. De ese modo se llega a una conclusión evidente: el Gobierno lo está haciendo muy mal, ha perdido el apoyo de la mayoría social y eso se demuestra en la calle y en las encuestas, luego el Gobierno tiene que irse. En el fondo no es más que la misma reducción al absurdo que hace la izquierda cada vez que la derecha llega al poder, y tiene que ver con esa patrimonialización del mismo que hace la izquierda en nuestro país bajo la premisa falsa de que la derecha ya ha gobernado durante cuarenta años y ahora les toca a ellos, por lo que, realmente, la democracia sólo es tal cuando es la izquierda la que llega al poder.
Y como faltan tres años para que acabe esta legislatura y se convoquen nuevas elecciones, y en ese tiempo se corre el riesgo de que se dé la vuelta a la tortilla y al PP empiecen a irle bien las cosas, con el riesgo evidente de que vuelva a ganar las elecciones, hay que acabar con esto cuanto antes, aunque sea por la vía de la ocupación de las calles, que es un recurso muy efectista. Efectista, sí… pero también antidemocrático, vil y despreciable. Me explico. Es evidente, y jamás se me ocurriría a mí decir lo contrario, que la gente tiene todo el derecho del mundo a manifestarse, a protestar cuando considera que una situación es injusta o cuando tiene problemas que quiere que el Gobierno resuelva, o simplemente porque al personal le da la gana y punto. El derecho de manifestación está recogido en nuestra Constitución y nadie lo pone en duda.
Lo antidemocrático viene cuando el derecho de manifestación se manipula de manera consciente para deslegitimar el resultado de las urnas. Los apóstoles de la deslegitimación la defienden con el argumento ramplón de que el PP ha engañado porque no está cumpliendo su programaLo antidemocrático viene cuando ese derecho se manipula y se violenta de manera consciente para deslegitimar el resultado de las urnas. Los apóstoles de la deslegitimación la defienden con el argumento ramplón de que el PP ha engañado porque no está cumpliendo su programa… Y si lo estuviera cumpliendo se inventarían otra cosa. No deja de ser sorprendente que les preocupe a ellos que el PP no cumpla un programa que no han votado. A quien debería preocupar ese extremo es a los votantes del PP, y las reglas del juego democrático dicen que si el Gobierno no cumple sus promesas, los ciudadanos juzgan en las siguientes elecciones. En cualquier caso, sobre la base de esa premisa no se salvaría ningún Gobierno y, al final, los programas son meras guías pero lo que realmente exige la sociedad a un Ejecutivo es que responda adecuadamente a los problemas. Si lo hace bien se le vuelve a votar, y si lo hace mal no, pero para eso hay que esperar el tiempo que sea necesario porque en eso consiste el ejercicio democrático de la elección.
El dominio de la troika
No contentos con ese argumento, el siguiente es todavía más espeluznante: hay que acabar con el Gobierno porque está dominado por la troika. Y eso ya es el colmo, teniendo en cuenta que precisamente este Ejecutivo ha conseguido alejar el fantasma del rescate. Pero es un hecho que los españoles hemos querido estar en Europa y eso conlleva unos compromisos, y lo cierto es que el expediente por déficit excesivo no se le abrió a este Gobierno, sino al anterior… Lo asombroso es que los mismos que recurren a estos peregrinos argumentos para cuestionar el sistema democrático como forma, a su vez, de descabalgar al PP del poder, son los mismos que aplauden hasta con las orejas el ejemplo bochornoso de democracia bananera de Venezuela como si aquello fuera la panacea universal.
Es vil porque se recurre a la mentira. Lo estamos viendo en el caso de los dos asuntos que ahora mismo son utilizados por la izquierda para atacar al Gobierno: desahucios y preferentes. Se miente en las cifras, y se ocultan a la ciudadanía hechos esenciales como, por ejemplo, que ambas situaciones han sido heredadas por el actual Ejecutivo, que además está adoptando las legislaciones más proteccionistas de toda Europa en ambos casos. La legislación contra los desahucios está todavía en tramitación, pero en el caso de las preferentes el Gobierno ha adoptado una medida, la del arbitraje, que va a conseguir que la gran mayoría de los preferentistas que lo han sido producto de un engaño recuperen el cien por cien del capital invertido. ¿Creen ustedes que los amigos de las plataformas les han contado esto a aquellos a quienes supuestamente defienden? Ni por asomo. Se les miente diciéndoles que el Gobierno les va a quitar todo su dinero para salvar a los bancos, y eso es rotundamente falso y vil.
Y despreciable. Lo es porque se utiliza a gente que lo está pasando mal, muy mal, que además en muchos casos carece de la suficiente formación para poder reflexionar por sí mismos sobre el modo y la manera en que se les está manipulando con un fin político. Ni a los de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, ni a los de la Plataforma de los Afectados por las Preferentes les importan un comino aquellas personas a las que dicen defender… Sólo les interesa el fin político de echar al Gobierno del poder. Es más, los desahuciados o la gente que lucha por recuperar su dinero de las preferentes son daños colaterales, y cuantos más haya mejor, porque mayor será el impacto mediático de su lucha por el poder.
Es la socialización del sufrimiento… La izquierda lo ha utilizado siempre como estrategia. La extrema izquierda lo llevó al límite en el País Vasco, pero es más de lo mismo: a mayor sufrimiento, mayor capacidad de lucha. Pues bien, en esto es en lo que estamos, en ese tablero se está jugando la supervivencia del sistema. La izquierda radical lo tiene claro y sabe cuáles son sus cartas. Lo que no sé es a qué cartas está jugando un partido que se supone debería tener sentido de Estado y tendría que estar del lado de la razón y del sentido común defendiendo aquello que tanto nos ha costado conseguir. Puede que sea sólo un problema de liderazgo, pero creo que el PSOE tiene algo más que eso: tiene un problema de identidad.