Tonia Etxarri-El Correo
Con las encuestas en contra y con una socia electoral como Arrimadas que, a la vez, está apoyando a Sánchez, Carlos Iturgaiz se reclama heredero único del legado constitucionalista. Así arremete, en esta campaña, contra los socialistas, a quienes acusa de haber abandonado el consenso con los defensores de la Carta Magna para pactar con independentistas y populistas. Son los hechos y las alianzas los que van configurando el perfil político de los protagonistas. Pedro Sánchez acaba de reconocer, en una entrevista en EL CORREO, que EH Bildu es «un partido más». Por eso PP+Cs carga contra quienes son todavía el lastre de nuestra historia al no despegarse de ETA. Y contra quienes, como el PNV y el Partido Socialista, han contribuido a blanquearlos.
Ciudadanos se mueve entre dos fuegos. Entre Casado y Sánchez. Para despejar susceptibilidades, Iturgaiz y Casado ya adelantaron hace un par de semanas que su coalición electoral en el País Vasco tenía todo el sentido porque les une, por encima de todo, la defensa de la Constitución. Como con la coalición Navarra Suma. Y eso es lo que escenificaron ayer los dos partidos en Gernika. Con una bandera española, exhibida junto a la ikurriña, al pie del roble donde los lehendakaris juran su cargo.
La coalición tiene enfrente a un PNV que ha intentado eludir la concreción de sus planes sobre la reforma del Estatuto y la consulta habilitante. Para no asustar, sobre todo, al electorado procedente de las filas del PP con el señuelo del ‘voto útil’ como mal menor frente a los radicales abertzales y al populismo. La presencia de Arrimadas en Gernika incomodó notoriamente al PNV, que no olvidaba la causa de Ciudadanos, en tiempos de Rivera, contra la aplicación del Concierto y el Cupo. Ortuzar le había dado la bienvenida, no por casualidad desde Vitoria, con unas ocurrencias impropias de una campaña seria. Pidiendo «detector de metales» (curioso que no haya hecho nunca una petición de semejante ‘calibre’ para los actos de EH Bildu) por si Ciudadanos se presentaba con una motosierra capaz de «cargarse el árbol». Un árbol que simboliza los fueros vascos (¿el roble pertenece también en exclusiva al PNV?) al que ayer los foralistas del PP le rindieron el homenaje debido.
Los sondeos de Ikerfel para este periódico dibujan un Parlamento con notable subida para los dos partidos independentistas y cierta recuperación para el PSE. Aun así, PP+Cs quiere recuperar el voto que se fue al PNV y atraer a los socialistas críticos con el ‘sanchismo’. Por su mala gestión de la crisis del Covid 19 y sus pactos con EH Bildu. Críticos con Sánchez, los hay. Sobre todo los identificados con la vieja guardia. Pero que vayan a cambiar de voto es otro cantar.