EL MUNDO – 08/09/15
· Artur Mas ignora las alertas de empresarios y dice que la Cataluña independiente será viable.
· Artur Mas cree tener las cuentas claras. Una Cataluña independiente sería más viable económicamente y, en consecuencia, «más justa», porque «la macrodependencia» que ahora tiene del Estado la condena «al desastre».
El president defiende así que en un estado catalán habrá más empleo –hasta 70.000 nuevos puestos gracias a la creación de las estructuras del supuesto estado catalán– y predice que el sistema de pensiones y su retribución estará garantizado. En su bola de crital también proclama que el déficit, de unos 5.000 millones anuales sería reemplazado por un saldo positivo fiscal de 11.594 millones de euros.
El líder convergente expuso sus estimaciones en un acto de Junts pel Sí (JPS), en el que estuvo acompañado de los economistas Germà Bel –número uno de la candidatura por Tarragona– y Oriol Amat –séptimo por Barcelona–. Con sus cálculos en la mano, el presidente y los economistas rebatieron lo que denominaron «miedos infundados» de una parte de los empresarios, en referencia a las críticas al proceso secesionista desde Fomento, la CEOE y la Cámara de Comercio de España, que ayer hicieron un llamamiento contra la independencia. Son «voces influyentes pero no mayoritarias», defendió Mas, en las que «no se fija» ya que prefiere priorizar a los representantes de la economía real de Cataluña, que fueron «los que la semana pasada» mostraron públicamente su apoyo al proceso al reafirmar el Manifest del Far.
No obstante, ayer, en su intervención en rueda de prensa, Mas aclaró que Cataluña está dispuesta a asumir una parte de las cargas económicas de España, si se da «una negociación que parta de buena voluntad» para la constitución de un nuevo estado catalán. «No tendría ningún sentido que el proceso catalán provocara lesiones económicas a Cataluña y a España». Reiteró, también, que el territorio fruto de la independencia «tendría viabilidad económica en términos de riqueza per cápita y capacidad para prosperar».
Asimismo, en su visión del futuro se mostró confiado en que una España sin Cataluña «saldrá adelante», y para ello sustentó su afirmación justificando que el país dispone de «una población de 40 millones de personas, energía y talento». En esta línea, destacó que los catalanes «actuarían con sensatez y, en una negociación de tú a tú, asumirían la parte de la deuda de España que les corresponda», elaborando «un reparto de los activos y pasivos».
El president admitió que el camino a la independencia puede generar «incertidumbres». Pero, a su juicio, seguir como hasta ahora, como una autonomía, supone continuar con la «certidumbre» de la «macrodependencia económica al Estado».
Según los economistas de Junts pel Sí, Cataluña sería un Estado con «superávit» que lograría recuperar los 16.000 millones de recaudación tributaria que ahora se quedan en España –según el cálculo de las balanzas fiscales por flujo monetario–. Además, generaría una ganancia fiscal de 11.594 millones de euros, resultante de descontar los 4.000 millones de euros que estiman que costarían las nuevas estructuras de un posible estado catalán. A la positividad de estas cifras habría que añadirle unos ingresos adicionales de 52.501 millones por año. Según los candidatos de JPS, una eventual Cataluña independiente con superávit podría dedicar 2.200 euros al año más por persona y haría desaparecer el déficit actual de 5.000 millones.
En lo que se refiere a las pensiones, el estado catalán partiría de un saldo positivo de 24.126 millones de euros –generado en el periodo 1995-2011 entre los ingresos de los trabajadores y el gasto en prestaciones–, frente al balance anual negativo de las pensiones catalanas desde 2009. Amat evidenció que, frente al saldo positivo catalán, España ha generado en los últimos 15 años un déficit de 82.704 millones.
Mas también mencionó que se mantendrían «líneas de solidaridad con España». «Si tenemos un estado propio, no giraremos la cara a España. Seremos solidarios, ya sea a través de la UE o por los canales que establezca una negociación».
EL MUNDO – 08/09/15