CRISTINA LOSADA, LIBERTAD DIGITAL 23/05/2013
· Hace unos doscientos años, aquel brillante y fiero crítico de la Ilustración y la Revolución Francesa que fue Joseph de Maistre proclamó «la profunda imbecilidad de esos pobres hombres que se imaginan quebasta un poco de tinta para constituir una nación«. En la batalla intelectual, el saboyano iba a saco y no hacía prisioneros. Pero dejemos a un lado, de momento, la imbecilidad y vayamos a la tinta. Porque no va a faltar la tinta en este tramo del viaje de Artur Mas al nirvana del Estado catalán. El Consejo Asesor para la Transición Nacional de Cataluña, al que llamaremos para abreviar Catnacat, se dispone a producir 19 informes sobre todo-cuanto-usted- quiere-saber acerca de una Cataluña independiente. Los dos primeros versarán sobre el referéndum, vías para celebrarlo y otros detalles. El resto irá sobre el día después.
El Consejo, formado por trece expertos y Pilar Rahola, no quiere que los catalanes duden de la viabilidad de un futuro Estado catalán, y se propone despejar todos los temores. Les dirán, por ejemplo, qué pasaría con las normas jurídicas, el Código Penal, sin ir más lejos. Cómo serían las relaciones con el mundo mundial. Cómo se repartirían sus cosas los divorciados, en particular, ¡ay!, la deuda. Y qué sucedería con las pensiones, la energía o las comunicaciones. «Tenemos que evitar el apagón en telecomunicaciones que algunos prevén para el día después de la independencia», dijo el presidente del Consejo, el jurista Carles Viver Pi-Sunyer. ¡Cómo no! Los revolucionarios y golpistas de antes solían evitar ese problema tomando centrales telefónicas y de correos, pero esperemos el informe del Catnacat.
De modo que no será por tinta. Ríos de tinta manarán también de la Comisión sobre el derecho a decidir y del Pacto Nacional sobre el mismo derecho. El objeto de tanta producción literaria es, obviamente, convencer a los catalanes de que el salto a una Cataluña independiente no es un balconing de descerebrados, sino un grácil y controlado salto de ballet. El mensaje es que todo será fácil, gratis y ventajoso. La pregunta es si tendrá el efecto persuasor que se pretende. Por lo que vuelvo a De Maistre y a su burla.
El pensador reaccionario sostenía que las naciones no se hacían con tinta (declaraciones, constituciones, informes), como creían losphilosophes a los que atacaba, sino que se amasaban con el sufrimiento humano. Ciertamente, los jacobinos se dieron cuenta de que no bastaba la tinta y haría falta derramar sangre, como en efecto hicieron. Pero es posible que De Maistre no opinara lo mismo hoy en día. En su época no había nada parecido a la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales, por citar sólo uno de los instrumentos de nacionalización disponibles. El nacionalismo catalán ha hecho uso, es decir, abuso de ellos durante décadas, y no hay que tomar por imbecilidad esta dosis extra de tinta. La estupidez, me temo, será ignorarla. Las fundaciones de los partidos contrarios a la secesión bien podrían dedicarse al fisking de la obra de ficción nacionalista.
CRISTINA LOSADA, LIBERTAD DIGITAL 23/05/2013