Artur Mas rechaza más cesiones para ser presidente de la Generalitat

EL MUNDO – 14/11/15

· Afirma que él ya ha hecho el «movimiento» necesario para pactar ofreciendo delegar competencias.
· La CUP estaría dispuesta a mantenerle en el Govern como ‘conseller primero’ pero CDC no lo acepta.

Ayer, el día después de que el Parlament rechazara por segunda vez la investidura de Artur Mas, el cruce dialéctico entre el bloque soberanista que forman Junts pel Sí y la CUP se mantuvo en un nivel muy alto. Los diputados de los primeros se reunieron en el Monasterio de Poblet (Tarragona) para reflexionar y analizar el complicado escenario político en el que ha quedado Cataluña tras la convulsas sesiones parlamentarias de esta semana. Los segundos, mientras tanto, seguían firmes en sus reclamaciones, incluyendo la principal de ellas: que Artur Mas no siga siendo presidente de la Generalitat.

En espera de que la semana que viene se puedan recuperar formalmente las negociaciones, Mas intentó ayer ser tajante diciendo a los dirigentes de la CUP que él ya ha hecho «el movimiento» necesario para «llegar a un acuerdo» –la oferta de delegar funciones en tres vicepresidencias– y que le toca mover ficha al partido anticapitalista. «A partir de ahora veremos qué dicen los otros», manifestó.

El otro gran líder de Junts pel Sí, el republicano Oriol Junqueras, en pro de llegar a un acuerdo «lo antes posible» intentó por su parte limar las asperezas con la CUP y propuso más concreción sobre las competencias que tendrían el nuevo presidente de la Generalitat y sus tres «presidentes de área» –técnicamente no pueden ser vicepresidentes, porque la ley no lo permite– y «profundizar en la medida de control de la cuestión de confianza».

De esta manera, Junqueras lanzó una nueva propuesta: no sólo someter al Govern y a su presidente a una cuestión de confianza a los 10 meses de gobernar –como ofreció Mas en el Pleno del Parlament del jueves–, sino plantear un segundo examen a los 18 meses, el plazo de la legislatura que Junts pel Sí se ha marcado para definir las bases del nuevo Estado catalán.

Pero la CUP, en palabras de Antonio Baños, sigue abanderando su no a un Artur Mas presidente porque «no es el nombre de consenso ni el que permitirá ampliar la base del independentismo». Aun así, el líder parlamentario de la CUP admitió ayer que Mas «tiene un papel importante, es un activo para muchos y no debe irse, pero no seguir como presidente». En esta línea, Baños no descartó que su partido pueda entrar a formar parte de un nuevo Govern siempre y cuando Junts pel Sí proponga un presidente alternativo a Mas, circunstancia que todavía no se ha dado y que CDC rechaza.

De hecho, el enroque de los anticapitalistas contra Mas suscita las reticencias en el seno del grupo parlamentario nacionalista. Desde Poblet –con la ausencia de Mas, Junqueras y la portavoz del Govern, Neus Munté, por cuestiones de agenda–, la portavoz parlamentaria, la republicana Marta Rovira, reiteraba que «por unanimidad» la propuesta de Junts pel Sí sigue siendo Mas.

Fuentes de la negociación con la CUP consultadas por Efe señalaron no obstante que la formación anticapitalista habría sugerido en las conversaciones que Mas podría continuar en el Govern, pero no como president. Este puesto lo ocuparía otro perfil de Convergència, como Neus Munté, mientras que Mas asumiría el papel de conseller primero, una suerte de «primer ministro» del Ejecutivo catalán.

Sería una fórmula que los nacionalistas comparan con el reparto de papeles que protagonizaron en Rusia, entre 2008 y 2012, Vladimir Putin como primer ministro fuerte y Dmitri Medvédev como presidente. Con todo, por ahora en Convergència este planteamiento no se estaría contemplando.

En medio de las quinielas, Antonio Baños se mostró ayer complacido de que diputados de ideologías tan diversas como los de Junts pel Sí y la CUP estén trabajando en favor del proceso independentista, algo que se ha materializado con la resolución que se aprobó el lunes en el Parlament y que posteriormente suspendió el Tribunal Constitucional.

En Junts pel Sí y la CUP son conscientes de que el acuerdo hay que alcanzarlo aunque la situación sea compleja porque «se están haciendo cosas históricas, por lo que el independentismo no está haciendo el ridículo». «En ningún momento hemos dado un paso atrás, así que el pueblo no debe preocuparse. A veces es necesario pararse para debatir y consensuar, y aunque parezca que no pasa nada, se están cociendo muchas cosas», explicó Baños. En esa línea, el parlamentario rechazó trabajar con Junts pel Sí a través de la lógica de lucha de partidos.

Preguntado por las movilizaciones que las entidades nacionalistas, como la Asamblea Nacional Catalana (ANC), han convocado para mañana domingo con el propósito de animar a llegar a un acuerdo, Baños afirmó que espera «que no sea para presionar a la CUP» y que debería tener un espíritu más trasversal. Un punto de coincidencia con Junqueras, que aprovechó una entrevista radiofónica para alertar a la ANC de que presionar a la CUP «es un error muy grave». «Las entidades de la sociedad civil no tendrían que hacer presión hacia un partido porque de esa manera pierden su carácter transversal. A veces cuando aprietas consigues justamente lo contrario», expuso Junqueras.

CONFLICTO POR LA ORDEN DEL JEFE DE LOS MOSSOS SOBRE LA SEDICIÓN

«Seguridad jurídica». El ‘conseller’ del Interior, Jordi Jané, defendió ayer que la orden del comisario jefe de los Mossos de centralizar los casos de sedición sólo pretende dar «seguridad» a los agentes, no ejercer de filtro previo al envío de los casos a la Audiencia Nacional.

«Deben informar». El ministro de Justicia, Rafael Catalá, recordó sin embargo al jefe de los Mossos que todos los agentes deben informar «directamente» a la Justicia si se cometen delitos. «No hay pasos intermedios» entre los agentes y la Audiencia Nacional, advirtió.

Interior confía. El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, confió por su parte en que la intención del comisario Trapero sea sólo «coordinar» los procesos. «Otra cosa no quiero pensarla porque sería tanto como pensar que con esa actuación pretende controlar esas noticias».

EL MUNDO – 14/11/15