EL CORREO 18/06/14
TEODORO LEÓN GROSS
El rey Felipe VI quizá se preguntará, en el duermevela de la coronación, si en su reinado España dejará de ser España. Le toca la paradoja de reinar en el túnel del tiempo del tercer centenario de 1714, con Cataluña volcada en derrotar a Felipe V, coartada para el arreón secesionista a veces con símbolos tan infantiles como el coro del minuto 17:14 en el Camp Nou, uno de los templos de la catalanidad. La ruptura de España hoy no es una hipótesis impensable, a pesar del lexatin retórico que le administran a la nación apelando a la ley, como si la ley en España fuera una barricada moral consistente. De hecho, mientras Rajoy apuesta por la táctica del avestruz, Cataluña mantiene una ofensiva a saco, vendiendo la lógica de la aldea gala frente al Imperio, un reducto con vocación de libertad sojuzgado por un país atrabiliario. Y ese mensaje empático del victimismo tiene detrás una maquinaria arrolladora de propaganda; en la que Artur Mas asume sin pudor el rol del emancipador, presentándose como Artúrix el Catalonio. Sí, el ‘dramatis personae’ es de tebeo, pero la estrategia de propaganda es bárbara. Estos días le ha tocado a los editores congregados a la conferencia global Gen Summit 2014. Sin cortarse un pelo.
Aprovechando la cita allí de algunos vigías de occidente, figuras de BBC, The New York Times, Clarín, Al Jazeera, WSJ, Associated Press, Die Welt, Le Monde, incluyendo algunos gurús, se les dio cera a calzón quitado. El discurso de Artúrix en palacio fue una fantasía de traca; o el mantra del 80% del Parlament votado para lograr el referéndum. No para gestionar la economía, el paro o la sanidad, sino el referéndum ¡es la misión! A todos se les repartía la lujosa edición de ‘Catalonia Calling: what the World has to know’, ya enviado a 15.000 líderes y figuras del planeta, un panfleto espectacular trufado de milongas; y además sesiones de catalanismo con Gaudí, Adriá o la noche del fútbol en el Camp Nou para disfrutar de la victoria de los jugadores catalanes o aplaudir la derrota de la selección española, según evolucionaban los acontecimientos. Muchos asistentes salían incrédulos, perplejos y hasta abochornados; pero en definitiva Cataluña persevera en su abracadabrante ofensiva de desinformación frente al avestruz de la Moncloa o la inopia de la izquierda.
Y golpear primero, como advertía el brujo Goebbels, es golpear dos veces. España de hecho no está siquiera a la defensiva; simplemente no está. Como anotaba Arcadi Espada con lucidez, tras el donativo de un millón de libras de J.K.Rowling por el ‘no’ de Escocia, en España no hay siquiera un empresario que haya hecho el gesto de un cheque. No es que Artúrix el Catalonio arrase con la poción mágica. Es que actúa sin oposición –¡están locos estos hispanos!– por el insólito complejo español a defender España.