Asesino inmisericorde

Félix Madero, ABC, 20/8/12

¿Con qué leyes asesinó a dos guardias civiles? ¿Con qué principios mantuvo secuestrado 532 días a Ortega Lara?

ES verdad, se remueven las tripas y llegan las náuseas a la boca del estomago imaginando el momento en que el secuestrador de Ortega Lara sale de la cárcel porque está muy malito. Uribetxeberria Bolinaga es un terrorista en estado puro, un asesino sin contemplaciones al que no se le ha escuchado una sola palabra que indique que es consciente del dolor que causó a Ortega Lara y a su familia, y a las familias de los dos guardias civiles que asesinó. Sus últimos días de cárcel los ha completado con una huelga de hambre mentirosa. La Justicia, las leyes, la democracia, el Estado de Derecho y una determinada forma de entender la convivencia permiten que semejante alimaña deje la cárcel. Las leyes, que vienen de los tiempos de Aznar y Mayor Oreja, -algo que no aporta más razón a un caso en el que la sinrazón está presente-, dicen que cuando los médicos certifican que un preso tiene el 90 por ciento de probabilidades de morir en un año tiene derecho a la libertad condicional. Bien, si tiene derecho no lo discutamos, no nos enredemos en una dialéctica que nos acerca a la lógica siniestra de esta gente. Frente a las pistolas, leyes; ante la extorsión, normas; tras la desgracia y la enfermedad de un ser humano, compasión y misericordia. A qué sorprendernos, ¿o es que no fuimos educados así?

Sintamos con decisión cómo sube el vómito por nuestra garganta cada vez que pronunciamos su nombre: Urbetxeberria Bolinaga, Jesús María, pero apreciemos en nuestras manos el alivio de pertenecer a una sociedad que ofrece a aquellos que la atacan un gesto que nos aleja de la violencia y la jungla en que han vivido estos que ahora piden justicia. ¿Con qué leyes asesinó el tipo en cuestión a dos guardias civiles? ¿Con qué principios mantuvo secuestrado 532 días a Ortega Lara? Vamos a ser compasivos con un terrorista que se negó a dar noticia del sitio en que estaba secuestrado Ortega en Mondragón: A mí me han detenido pero yo no voy a hablar, y que el del agujero se muera de hambre, debió de pensar Bolinaga. Y no es una metáfora: está acreditado que quería que Ortega Lara muriera de hambre. Aún tenemos que ver cómo la izquierda abert

zale ondea sus banderas frente a la puerta por la que saldrá el etarra. Y pienso en Ortega Lara, y en las dos madres de los guardias asesinados. Y pienso también en la grandeza de un país, el mío, capaz de tratar así a alguien al que la vida le regala ahora un almanaque con menos de doce hojas. La Justicia, la que no nace de la mano de los hombres, suele tener para estos individuos otras razones. Inevitables, determinantes, definitivas. Y siempre justas. El sábado leyeron en Bilbao un papel escrito por Bolinaga en el que sostiene que el proceso —¡ay Dios, con la palabrita!—, está bien encaminado. Yo también lo creo. Y espero verlo antes de un año.

Félix Madero, ABC, 20/8/12