Itziar Reyero-EL CONFIDENCIAL
- Los nacionalistas censuran la falta de «rumbo claro» de la Moncloa y creen que la «gresca» interna hace insostenible la legislatura: «Esto obliga a convocar en la primavera de 2022»
Cuando el PNV estornuda es que hay resfriado. Y, últimamente, los dirigentes nacionalistas vascos no se separan del pañuelo. La dirección del partido ha aireado esta semana su profundo malestar por la conducción, a su juicio temeraria, del Gobierno de España inmerso en una carrera kamikaze entre los dos pilotos de la coalición: Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. La lucha ideológica, se dijo, se ceñía a las elecciones en Cataluña. Pero pasado el 14-F, las peleas entre el PSOE y Podemos se han recrudecido y en Sabin Etxea temen que el desgaste los alcance. Para el PNV, el factor desestabilizador que juega Iglesias es insostenible y advierten que pone en riesgo la propia continuidad de la legislatura. Piden a Sánchez que reaccione. «Así no se puede seguir. Esto le obliga a convocar en la primavera de 2022», avisa un dirigente vasco.
El presidente del partido, Andoni Ortuzar, se descolgó el martes exigiéndole a Sánchez que ate en corto al vicepresidente de Podemos: o bien ajustando los programas entre los dos partidos o incluso asumiendo una crisis de Gobierno: «Si esto tiene que acabar en una crisis de Gobierno, que la hagan», verbalizó en una entrevista en Radio Euskadi. El aviso no es nuevo, pero nunca sonó tan serio. En noviembre, el PNV censuró que Podemos registrara una enmienda antidesahucios al proyecto de Presupuestos enviado por la Moncloa al Congreso. Unidas Podemos se unió a ERC y Bildu para marcar perfil propio. «Si yo fuera Sánchez, daría un puñetazo en la mesa del Consejo de Ministros», aseveró Ortuzar, incómodo por la preponderancia que Iglesias le otorga a Bildu en el Congreso. Pero a Iglesias le salió bien la jugada y desde entonces, y con la excusa de las elecciones catalanas, no ha dejado de tensar la cuerda con Sánchez.El PNV ha vuelto a mostrar esta semana su «rabia» y «perplejidad» ante el «desgobierno» de la Moncloa, que cree suicida. «Ahora Etxenike (por Pablo Echenique, portavoz parlamentario de Podemos) dedica el discurso a discutir en público las diferencias de la coalición de Gobierno cual terapia», comentó en Twitter su portavoz, Aitor Esteban, durante el debate del miércoles en el pleno. Una jornada en la que también se produjeron invitaciones entre el PSOE y el PP al consenso, con la negociación de los órganos constitucionales de fondo y ante la que el PNV está expectante por lo que pueda contribuir a serenar el debate político.
Aparte del ruido de fondo insoportable entre Podemos y el PSOE, que daña la imagen del Ejecutivo, el socio más estable de Sánchez denuncia la falta de «rumbo claro». Apenas hay actividad legislativa, y la que se produce no sale del pacto. Casi todo es por real decreto, un abuso. «Hay poca actividad legislativa y la poca que hay está sometida a un lío monumental», lamentan apuntando a las políticas de Igualdad o de la Vivienda, por citar dos asuntos.
«No hay una línea política clara. Rajoy tenía un plan, que ejecutaba en el último minuto, sí, pero al menos sabía lo que tenía que hacer. Aquí todo se deja al tacticismo», denuncian en Sabin Etxea.Los aliados parlamentarios del Gobierno se quejan porque no saben a qué atenerse. Cada semana se tira el dado y el Congreso forma mayorías distintas. No es geometría variable, es aritmética suicida, insisten desde Bilbao. Para el PNV, hay dos ejemplos demoledores que condensan bien la ‘ludopatía’ que asoma en la Moncloa de su gusto por el azar. La semana anterior, el Gobierno sacó adelante por los pelos el decreto sobre el ingreso mínimo vital, porque a última hora, y sin razón aparente, Junts per Catalunya se sumó, para sorpresa del propio ministro Escrivá. Lo mismo ocurrió un par de semanas antes, cuando solo la abstención secreta de Vox le salvó a Sánchez de naufragar en su plan sobre los fondos europeos. «En la Moncloa se confían de que les va a salir bien porque saben que no hay una oposición clara enfrente, que no nos alineamos con el PP, Ciudadanos y Vox», apuntan los aliados exteriores del Ejecutivo.
Señalan el caos en la gestión de los fondos europeos. Temen que exista un fuerte componente discrecional en el reparto de los dineros. «Tenemos muchas reservas, no terminamos de ver claro el modelo», afirman escarmentados tras la distribución del Plan E de Zapatero, que fue desfavorable para el País Vasco, recuerdan. «A todos se nos promete todo y el Gobierno no tiene más margen», se quejan en el PNV, perplejos ante el último anuncio de Sánchez, sin avisar, del paquete de 11.000 millones de euros en ayudas directas. «Da la sensación de que el PSOE se sienta encima del queso y juega con todos».