EL MUNDO – 04/03/16
· La dirección ‘popular’ debate sobre si se deben o no mantener vías abiertas con Rivera.
· Dinamita en el puente del diálogo. El debate de investidura de Pedro Sánchez ha sido la mecha que ha hecho saltar por los aires, de momento, la relación entre PP y Ciudadanos.
Lejos de llamar a los bomberos, ambas partes avivan el fuego, pese a que en 24 horas pueden volver a necesitar una pasarela para encontrarse en la negociación. El líder emergente acusó ayer a Mariano Rajoy de haber «roto todos los puentes para el diálogo» porque le «negó» la palabra tras el intercambio de misivas en el que el presidente del Gobierno en funciones rechazó mantener una reunión.
En Ciudadanos, al escuchar el tic tac de unas nuevas elecciones, decidieron que era el momento de subir un punto la escala de presión y apuntar directamente a Rajoy, salvando al partido, con quien se aspira a seguir negociando. «El PP es un partido necesario para la gobernabilidad de España», recalcó ayer Rivera en varias entrevistas. «Es necesario para el cambio, para las dos reformas de la Constitución que proponemos», completó Girauta. Mano tendida, lo que no impide el «enfado» en los emergentes por los abucheos a Rivera cuando pronunció unas palabras en catalán.
«¿Tienen sentido esos abucheos? Otros portavoces usaron el catalán, vasco o gallego y sólo abuchearon a Rivera. Hubo gritos de ‘traidor’ y la señora De Cospedal dijo ‘que no te entiendo’», detalló Girauta, que manifestó que esta actitud les molestó «especialmente». En C’s están «sorprendidos» con la actitud del PP. Asimismo, critican que Rajoy, en su discurso tratara con «desprecio y sarcasmo» e «infravalorase» al resto de partidos, especialmente PSOE y C’s.
Ante esta situación, y conscientes del cierre de filas oficial en el PP hacia Rajoy, no vacilan en alentar la revolución. «El PP siempre ha querido hablar, pero Rajoy ha preferido inhibirse y dejar pasar el tiempo. El PP, por decisión de Rajoy, está anulado», expuso Girauta. «Sus militantes, cuadros intermedios y dirigentes quieren que haya Gobierno». Rivera fue también muy contundente: «Si el PP cree que su futuro pasa por Rajoy, allá ellos, pero yo creo que el futuro de España no puede depender de un candidato que le ha dicho no al Rey». En su opinión, los populares «tienen que pasar página», porque hay votantes que «no comparten el inmovilismo» de Rajoy y la «permisividad que ha habido con la corrupción».
En el PP el cuestionamiento de Rajoy ha provocado inmediatamente un cierre de filas. Aunque en el partido está muy extendida la idea de que no ha actuado con la suficiente contundencia contra la corrupción y muchos dirigentes de primerísima fila piensan que ante otras elecciones el resultado podría ser mejor con un candidato que no fuera Rajoy, la reacción ante las peticiones de Rivera es de firme defensa. Los populares admiten la ruptura con C’s y no se ahorran críticas públicas y privadas. Son conscientes de que Rajoy ya no podrá acudir al Rey con su apoyo.
Aunque la posición oficial es que a partir de mañana se intentará retomar el diálogo con PSOE y C’s, a continuación se matiza que a quien se necesita realmente para el acuerdo es a los socialistas. No obstante, en la dirección del PP se ve de manera distinta el modo de gestionar la relación con Rivera. Dirigentes como Pablo Casado y Javier Maroto son partidarios de contar con C’s, pese al alejamiento de posturas. Maroto defendió que en la hipotética reunión que el PP propondrá –si Sánchez vuelve a fracasar en la votación de hoy– entre el presidente y el candidato socialista se debe sumar también Rivera. Desde Ciudadanos se apuntó ayer que no han recibido ninguna llamada y el PSOE reiteró su negativa a un pacto con Rajoy.
AZNAR REIVINDICA SUS «AMPLIOS ACUERDOS»
20º aniversario de la victoria de 1996. El ex presidente del Gobierno y presidente de la Fundación Faes, José María Aznar, recordó ayer en su web personal que se cumplían 20 años de la «primera victoria» que llevó al PP a La Moncloa». Destacó que el suyo fue un Gobierno «reformista» y «enérgico». «Nacía un proyecto nuevo respaldado con acuerdos muy amplios con distintas fuerzas políticas que culminaría cuatro años después con la confianza de una gran mayoría de españoles». Génova decidió no celebrar la efeméride porque, según fuentes ‘populares’, no están «para homenajes».
EL MUNDO – 04/03/16