EL CORREO 23/04/15
· Un estudiante argelino, detenido tras herirse al matar a una conductora, obedecía órdenes desde Siria de atacar a cristianos
Un ataque con fusiles de asalto a dos iglesias católicas en una localidad llamada ‘Villa-Judío’. Es el atentado terrorista que las autoridades francesas afirman haber desbaratado tras el arresto el pasado domingo en París de un estudiante argelino de 24 años en posesión de un arsenal de armas de guerra. Previamente el sospechoso había asesinado de un balazo a una mujer a la que quiso robar el coche en Villejuif, escenario de su proyecto criminal ordenado por un instigador desde Siria. La policía gala busca a los probables cómplices de una tentativa que ha vuelto a disparar las alarmas antiterroristas en Francia, en máxima alerta desde la ofensiva yihadista que causó 20 muertos a comienzos de año, incluidos sus tres autores materiales.
La nueva víctima francesa del yihadismo se llama Aurélie Châtelain. Tenía 33 años y una hija de cinco. Monitora de gimnasia, había partido el pasado fin de semana de su domicilio en Caudry (Norte), cerca de Valenciennes, para recibir un cursillo de pilates durante una semana en un hotel de Villejuif. Apareció muerta el domingo por la mañana en el asiento del copiloto de su Renault Scénic, estacionado en una calle de esa localidad limítrofe con el sur de París. Presentaba un único impacto de bala que entró por el hombro derecho, le atravesó el corazón y acabó incrustada en la tapicería del automóvil.
Poco tiempo después un hombre pidió una ambulancia. Se encontraba en la vía pública del distrito 13 de París, al sur de la capital, y perdía mucha sangre por heridas de bala en el muslo y la rótula izquierdos. Avisada por las asistencias, una patrulla policial siguió el reguero por la acera y llegó hasta un Renault Mégane en el que descubrieron armas, municiones, chalecos antibalas, una sirena de la policía, tres móviles y un ordenador portátil.
El herido fue identificado como Sid Ahmed Ghlam, nacido en Argelia hace 24 años y estudiante de electrónica en París. En el registro del apartamento que ocupaba en una residencia universitaria se encontraron tres fusiles kalashnikov, más chalecos, brazaletes de la policía, una videocámara y 2.000 euros en metálico. También había documentos en árabe relativos a Al-Qaida y el Estado Islámico.
Los peritajes balísticos han demostrado que el proyectil hallado en el coche de la mujer asesinada fue disparado con el revólver incautado en el coche del detenido. Además su perfil genético fue identificado en las manchas de sangre dejadas en el escenario del crimen. Los investigadores creen que mató a la automovilista por resistirse al robo del vehículo y se hirió de bala en el forcejeo producido a menos de dos kilómetros de la iglesia principal de Villejuif.
La documentación intervenida en los registros «establece sin ambigüedad que el individuo proyectaba la comisión inminente de un atentado, probablemente contra una o dos iglesias», declaró el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve. El material informático requisado también permitió averiguar que había estado en contacto con un interlocutor en Siria con el que había abordado las modalidades de cometer un atentado. Este supuesto instigador le había fijado «explícitamente» como objetivo una iglesia, reveló el fiscal jefe de París, François Molins.
Vigilancia policial
Los servicios de información franceses habían investigado al estudiante argelino por haber manifestado su deseo de viajar a Siria en 2014 pero no encontraron pruebas objetivas para emprender actuaciones judiciales en su contra. Se le abrió una ‘ficha S’, por seguridad del Estado, que implica una vigilancia policial sin llamar la atención.
El primer ministro, Manuel Valls, visitó por la tarde en Villejuif las iglesias de Saint-Cyr y Sainte-Thérèse, objetivos potenciales de los atentados frustrados. «Esta vez los cristianos estaban en el punto de mira. Atacar una iglesia es atacar un símbolo de Francia. El patrimonio cristiano debe ser protegido pero debe seguir accesible», declaró tras reunirse con las autoridades civiles y religiosas. «Jamás en nuestra historia contemporánea hemos estado confrontados a semejante amenaza», enfatizó.