TONIA ETXARRI-El CORREO

Presupuestos despejados para Pedro Sánchez. Ninguna de las siete enmiendas a la totalidad prosperarán porque la mayoría de la investidura funcionará como un rodillo. Además de Ciudadanos, que no enmienda pero se ha reservado su distanciamiento para el último momento. Arrimadas ha estado utilizando su oposición a la eliminación del castellano como lengua vehicular para negociar su apoyo. Consciente de que, si ERC consigue imponer sus demandas, sólo estará haciendo un brindis al sol. Como la exigencia a Sánchez de que se comprometa a no permitir la celebración de un referéndum de autodeterminación. Por escrito. Un banderín de enganche de última hora para calmar a sus críticos. Pero la última rectificación de Arrimadas no podría haberse enfocado de otra manera teniendo en cuenta que, al igual que ERC, se mueve en clave electoral catalana.

El partido naranja nació en Cataluña contra el nacionalismo. Y resultó ser la fuerza ganadora en las últimas elecciones autonómicas. Ahora las encuestas no le son favorables, el PP descarta ir en coalición como hizo en Navarra y Euskadi. Y necesita hacer valer sus 10 escaños en el Congreso. Le exige a Sánchez que elija. ¿De verdad cree que Sánchez no ha elegido ya? Por la puerta que abre a ERC y Bildu tendrá que salir Ciudadanos. Según Otegi, el Gobierno está receptivo a «blindar los derechos de la gente». Lo dijo el mismo día en que se conocía el acercamiento de otros cinco presos de ETA a cárceles próximas al País Vasco. Entre los ‘perlas’, el condenado por haber asesinado al concejal del PP Jiménez Becerril y a su mujer.

El desembarco de EH Bildu como posible socio presupuestario decantó ayer la balanza. ¿Qué han pactado con EH Bildu?, le requería Pablo Casado a la ministra Montero. Y la respuesta de la titular de Hacienda fue que no nos podemos fiar del PP. Esto no va bien. Sánchez necesita a Podemos. Y Pablo va presionando en los descartes. Ciudadanos, fuera. Si además amarra a EH Bildu, iría sobrado. Entusiasmo indisimulado con el grupo de Otegi. Y con ERC. El vicepresidente populista lleva tiempo ejerciendo de intermediario con los secesionistas. Hay que ayudarles a ganar en las próximas elecciones catalanas para que se materialice el tripartito con el que Pedro y Pablo llevan soñando desde que Iglesias cenó con Junqueras en casa del empresario Roures hace ya tres veranos. Veremos cómo discurre la tramitación parlamentaria.

De momento, Bildu, blanqueado ya de su complicidad con la historia de ETA, le está haciendo la competencia al PNV. Que hasta ahora presumía de tener la patente de ser los ‘conseguidores’ más eficaces en el pulso con La Moncloa. Pablo Iglesias no solo le da la bienvenida sino que asegura que estos Presupuestos irán apoyados por políticas «de izquierdas». Muchos ciudadanos se habrán caído del guindo. Porque no sabían que el PNV fuera de izquierdas. Todo es posible en la legislatura de Sánchez. Veremos quiénes acaban posando en la foto.