PEDRO CHACÓN-EL CORREO

  • El PP vasco ha apostado por un españolismo sin matices, en línea con los pilares en los que se ha basado el incontestable triunfo del PP en Madrid

La victoria tan contundente, con una participación de casi el 80% del electorado, de Isabel Díaz Ayuso en las autonómicas adelantadas de la Comunidad de Madrid va a inspirar sin duda los sucursalismos del PP por toda España. En especial, allí donde el partido está en situación más débil, como sucede de manera muy señalada con el PP vasco. La orientación que esa victoria va a imprimir a su línea política también está muy clara.

Ayuso ha basado su estrategia en tres pilares que ha querido presentar como mutuamente indisociables: la idea de España, de la que se aleja un radicalismo de izquierdas aliado con todos los separatismos, como lo ilustra el reciente proceso de expulsión en el PSOE iniciado contra Nicolás Redondo Terreros y Joaquín Leguina; un madrileñismo suave e inclusivo, que se siente orgulloso de pertenecer a una comunidad de acogida y que adelanta a Cataluña como motor económico; y un concepto social que prioriza la iniciativa individual, la bajada de impuestos, el apoyo a las empresas y a los autónomos, junto con una política familiar alejada de experimentalismos de género que, para una cultura de fondo católico como la española, todavía suenan a demasiado forzados.

El triunfo incontestable de Ayuso ha demostrado que respetar lo bueno de nuestras tradiciones no tiene por qué estar enfrentado con aprovechar lo bueno de los avances tecnológicos y de mentalidad que vivimos en nuestro tiempo. Porque, sobre todo, de lo que se trata es de saber estar en el tiempo que nos ha tocado vivir sin olvidarnos de dónde venimos, sin perder nuestra identidad. Es una amalgama de voluntad, memoria y proyecto de futuro que no es fácil de ver reflejada en política. Pero a veces esa conjunción se da, sin que sepamos muy bien por qué. Lo de Isabel Díaz Ayuso es lo raro en política y por eso parece hasta mágico. De los 179 municipios de la Comunidad de Madrid, solo no ha ganado en dos: Fontidueña del Tajo y El Atazar.

El ‘ayusismo’ que se ha erigido en Madrid tiene todos los visos de impregnar también al PP vasco. A Ayuso la nombró Pablo Casado, como este se ha cuidado de recordar estos días. Fue una feliz elección. Y Casado fue también el que eligió y está eligiendo a los actuales dirigentes regional y provinciales del PP vasco, salvada la pantalla de los procesos electorales provinciales que, como se ha visto en Bizkaia, venían ya preparados de antemano. Si la elección es buena, ¿quién le puede reprochar ahora a Pablo Casado que en su momento eligiera a Isabel Díaz Ayuso? El problema viene cuando la elección no es buena, puesto que entonces se atribuye el fallo en el resultado al método de elección y no a la persona elegida.

A algunos nos habría gustado, como hemos escrito en muchas ocasiones, que las cosas se hicieran de otro modo en ese partido, tanto en la designación de dirigentes como en el ideario político. Pero aceptando el principio de realidad que nos dice que las cosas son como son, lo único que nos queda es intentar vislumbrar qué le espera al PP vasco con este planteamiento trazado desde Madrid.

Pues bien, lo que está claro es que ha optado por una línea abiertamente españolista, sin matices. Y quizás el españolismo es el único espacio en el que se pueden hacer entender por un electorado que quiere ideas claras, nítidas. Y la idea de España con libertad sí es algo cristalino, que se puede y se debe reivindicar sin complejos, con moderación en las políticas sociales, sabiéndose parte de un proyecto español en conjunto que tiene éxito, como se ve en Madrid, en Galicia, en Andalucía y como se seguirá viendo en más comunidades autónomas a medida que el proyecto sanchista siga desinflándose. De esa forma, el PP vasco tendrá una clientela fija, eso es indudable, un nicho de mercado que se dice, que solo él puede cubrir, evitando que se lo arrebate el nuevo partido Vox. Y si lo hace un poco bien podrá incluir parte de voto prestado que se fue al PNV. Y también a mucho votante del PSE que no ve claro lo que están haciendo sus dirigentes en el Estado y que está empezando a contagiar también a sus dirigentes locales, como se ha visto con la habitualmente ponderada Idoia Mendia, que ha asegurado que con Ayuso «ha ganado el trumpismo», justo el mismo término que Pablo Iglesias había utilizado en su compungida despedida de la política.

Esta postura que parece que va a adoptar el PP vasco en los próximos tiempos tiene también un antecedente ilustre y de prestigio -muy anterior al franquismo, denominación con la que la izquierda y el nacionalismo seguirán estigmatizándolo, más si cabe a partir de ahora- y que es el de la Liga de Acción Monárquica, movimiento integrador que reunió a la flor y nata del liberalismo monárquico vasco desde 1918 para combatir al nacionalismo entonces emergente.