ABC 09/09/15
ANTONIO BURGOS
· Ahí en el deletreo, con vistas al 27-S, tenemos una prueba más de la españolidad de Cataluña que quieren borrar
TODO el mundo sabe cómo se escribe Yahoo y cómo Gmail, y no hace falta deletrearlos a quien te pide tus señas de correo. Electrónico, por supuesto. Excepción hecha de las cercanías de las Pascuas de Navidad, ¿cuánto hace que no va usted a un estanco a comprar un sello? ¿Y cuánto que no echa una carta a un buzón? Ya todo es correo electrónico, SMS o WhatsApp, lo que tiene… Eso: Guasap. Como la gente se pone unos correos electrónicos con nombres complicados, hay que recurrir al deletreo para apuntarlos. Y los españoles andamos cortitos con sifón en deletreo. No nos ocurre como a los norteamericanos, para los que el deletreo es fundamental como parte de la ortografía. En la escuela los niños no aprenden las primeras letras, sino los primeros deletreos. Y en los Ejércitos, la radioafición y la navegación marítima o aérea, ni te cuento lo bien que se sabe deletrear, recurriendo a algo tan útil como el Código Fonético Internacional del ICAO (International Civil Aeronautical Organization), que usan con toda soltura nuestros marinos, nuestros aviadores y nuestros militares. Con el socorrido Código ICAO, al deletrear no hay que decir S de Sevilla o R de Roma, sino directamente Sierra o Romeo. Tú le dices a un militar de Tierra, de Aire o de la Armada que Radio Macuto dice que Sierra Maik va a visitar la unidad y todo el mundo sabe quién es Sierra Maik: Ese Eme. O sea, S.M. El Rey de España.
La primera vez se lo oí a mi querido e inolvidable teniente general Paco Mira, cuando mandaba la que aún era Región Aérea del Estrecho. Demarcación de las «gloriosas alas de España» a la que él, muy patrióticamente, le añadía: «Del Estrecho de Gibraltar, que es nuestro, porque si no parece del Estrecho de Ormuz…» Un día que lo llamé para invitarlo a una cenita simpática me dijo:
–Chico, no puedo. Ese día tengo a Sierra Maik en Armilla y no me da tiempo de volver para esa hora.
Entonces me enteré de que Sierra Maik era el Rey para los servidores de la Patria en las Fuerzas Armadas. Y recordé de mis tiempos de aficionado a la Banda Ciudadana todo ese alfabeto del ICAO, con el que no me armo ningún cacao, utilísimo de la A a la Z: A, Alfa; B, Bravo; C, Charly; D, Delta; E, Eco; F, Foxtrot; G, Golf; H, Hotel… Y así hasta Y, Yanqui, y Z, Zulú… Y acordándome del ICAO, el otro día le deletreé así mi apellido a la señorita que me vendía por telófono un billete de avión, suponiéndola experta en el deletreo de Aviación: «Bravo, Uniform, Romeo, Golf, Oscar, Sierra». Muy dubitativa, me contestó:
–A ver si es como he apuntado; B de Barcelona, U de Úbeda…
Nada de código internacional, sino españolidad. Ahí en el deletreo, con vistas al 27-S, tenemos una prueba más de la españolidad de Cataluña que quieren borrar los separatas. Con lo grande que es nuestra Patria, cuando el español deletrea, la B no es B de Bravo del ICAO, y mucho menos B de Bilbao, o B de Badajoz, o B de Burgos, o B de Baleares. ¡Es B de Barcelona! No hay más B en el alma deletreante y geográfica del español que Barcelona. De modo que el 27-S los separatistas quieren quitarnos ni más ni menos que una parte del ICAO de las letras con las que escribimos el nombre de la Patria… Orgullosos tendrían que estar de que ni Badajoz, ni Burgos, ni Bilbao: que cuando se deletrea una palabra rarita no hay en España más B que Barcelona. O cuando alguien nos da la dirección del piso donde tiene su morada: siempre es «2º B de Barcelona», o «6º B de Barcelona». Nunca «3º B de Bilbao» ni «5º B de Badajoz». ¡Es 3º o 5º «B de Barcelona»! Cómo será la cosa, que me acuso de un pecado terrible de leso beticismo. Vivo en un 4º B. Y cuando doy las señas de casa, nunca digo «4º B de Betis», sino «4º B de Barcelona». ¡Con las goleadas que le meten a nuestro Glorioso Betis los separatistas del Barcelona!