ABC 21/11/15
BIEITO RUBIDO
El futuro es ese territorio en el que todo está por construir. Es incierto por definición, pero se conforma en este preciso instante. El futuro, a pesar de la nebulosa, está en nuestras manos y se esculpe desde el presente. La pujante y hermosa Barcelona todavía hoy tiene un porvenir lleno de oportunidades, pero se percibe ya en su horizonte cierto decaimiento, una lenta pero implacable pérdida de oportunidades: están pasando de largo demasiados trenes tras el abandono de estación termini, que tan buenos réditos dio en el pasado. Eufemismos aparte, los barceloneses son testigos, y víctimas, de un deterioro social y económico, cuya perversa consecuencia todavía no alcanzamos a ver, pero sí que se intuye aplicando las coordenadas del sentido común. El territorio urbano ha dejado de ser lugar de encuentro para convertirse en campo poblado de antisistema y de ciudadanos débiles y temerosos. Algunas voces se alzan, pero la mayoría perpetra un silencio de difícil catalogación. Barcelona se va quedando, sorda, paulatinamente, como esos vagones arrumbados en los andenes muertos, mientras los determinados se van y la mayoría calla.