Bárcenas gestionó el pago de la seguridad privada del PP vasco en los años duros de ETA

EL CORREO 22/01/13

· El extesorero dirigió las contrataciones de escoltas entre 1997 y 2000 a raíz del asesinato de Miguel Ángel Blanco.

Luis Bárcenas gestionó la contratación de la seguridad privada que recibieron los cargos del Partido Popular en Euskadi durante los años más duros de ETA, según ha podido confirmar este periódico en fuentes de la actual dirección vasca de la formación. El extesorero del PP nacional, imputado en el ‘caso Gürtel’ por el presunto cobro de comisiones ilegales, se ocupó desde su despacho en la sede madrileña de Génova de la financiación de las empresas de escoltas a raíz del asesinato del concejal de Ermua Miguel Ángel Blanco, ocurrido el 12 de julio de 1997. Tras ese crimen, que venía precedido del atentado mortal contra Gregorio Ordóñez y que marcó una ofensiva sin precedentes de la banda terrorista contra políticos no nacionalistas, el partido decidió extremar la vigilancia de sus 250 electos en el País Vasco.

Como máximo responsable de las finanzas internas, Bárcenas sufragó los servicios de protección con la tesorería del partido en una época en la que aún no colaboraban en esta tarea los gobiernos central y vasco. Las auditorías encargadas ahora por Mariano Rajoy para esclarecer las sombras de Bárcenas determinarán, entre otros objetivos, si esos fondos estaban controlados o procedían de la llamada ‘contabilidad B’. Una ‘zona oscura’ en la gestión económica que ha salido a la luz a cuenta de los supuestos pagos de sobresueldos con dinero ‘negro’ y de la aparente falta de fiscalización en la caja fuerte del PP que manejaba su entonces gerente.

A partes iguales

La práctica iniciada por el extesorero de pagar los servicios de protección en Euskadi con los presupuestos del PP nacional concluyó cuando el Ministerio de Interior y la consejería del Ejecutivo vasco asumieron la gestión de la seguridad a los electos amenazados. La Administración pública entró a financiarla de forma íntegra después del asesinato del exconsejero de Educación y líder del PSE alavés Fernando Buesa, el 22 de febrero de 2000.

Desde entonces, ambos gobiernos se reparten a partes iguales la financiación de las tareas de seguridad para los representantes socialistas y del PP: el Ejecutivo español comenzó a hacerlo con policías, completado con la salida a concurso público de la contratación de empresas privadas; el de Euskadi lo realizaba a través de ertzainas para altos cargos y, también, con la licitación del servicio al sector privado para cubrir la vigilancia del resto de cargos públicos y políticos.

Por tanto, el período en el que Bárcenas se encargó personalmente de la adjudicación y pago del servicio de guardaespaldas a los cargos del PP vasco duró al menos tres años, entre 1997 y 2000. Un ciclo gestionado desde el cuartel general del partido, en la madrileña calle Génova, por quien fue su tesorero durante veinte años. En las filas del partido en Euskadi siempre se ha visto con cierto malestar que las instituciones públicas tardaran en hacerse cargo de los gastos de seguridad de los electos amenazados, y que no lo asumieran por completo hasta que ETA extendió su ofensiva contra cargos del PSE.

Luis Bárcenas, identificado al parecer como ‘Luis el cabrón’ en la ‘contabilidad B’ descubierta a la trama corrupta que lideraba Francisco Correa como presunto receptor de comisiones, era un tipo que apenas tuvo contacto con los populares de Euskadi, más allá de la relación orgánica en tareas de gerencia. Por ejemplo, organizaba en Madrid entre los secretarios generales autonómicos el reparto de los presupuestos destinados a las campañas electorales. A diferencia de Correa, el cabecilla de la red Gürtel

aún en prisión que ha dejado muestras de su incontinencia verbal en numerosas grabaciones policiales, Bárcenas era un tipo más bien «parco en palabras». De hecho, apenas hay documentos audiovisuales que acrediten su tono de voz en comparecencias públicas.

Inspecciones en las sedes

En aquellas reuniones se comportaba con «seriedad» y «rigor», según la impresión que dejó en los cargos que le conocieron. «Miraba mucho la tela y era muy escrupuloso en el gasto», ha llegado a decir de él un participante en esos encuentros antes de que se desvelara el último escándalo. Situado en el ojo del huracán por el descubrimiento de cuentas en Suiza en las que llegó a sumar fondos por valor de 22 millones de euros, Luis Bárcenas acostumbraba a enviar auditores a las sedes territoriales del PP para inspeccionar el estado de sus tesorerías respectivas. Todo un sarcasmo viendo la tormenta política desatada ahora por sus prácticas contables cuando menos fuera de todo control del partido.

La dirección del PP vasco descartó ayer de plano cualquier vínculo con Bárcenas, quien se había resistido con fuerza a dejar sus cargos internos y como senador después de que el ‘caso Gürtel’ le salpicara de lleno hace dos años. El juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz le investiga en esta causa por blanqueo de capitales, cohecho y un delito contra la Hacienda Pública. Al parecer, habría recibido 1,3 millones en comisiones por presuntamente haber facilitado al entramado de Correa contratos de obras y servicios del PP nacional.

La supuesta ‘contabilidad B’ que habría aflorado en los sobresueldos podría proceder de las comisiones irregulares recibidas por Bárcenas por las numerosas contrataciones que dirigió como tesorero en el campo de la construcción y de las escoltas. Según un conocedor de las adjudicaciones, «había empresas que colaboraban en el pago de la seguridad privada».

EL CORREO 22/01/13